En la mañana del 15 de julio de 1997, Gianni Versace salió de su mansión en Miami Beach a comprar unas revistas, pero nunca volvió. Al regresar del quiosco, en la puerta de su hogar, un joven de 27 años llamado Andrew Cunanan le disparó a quemarropa y acabó con su vida.
Este fue el final del diseñador de la casa italiana y también es la premisa de la que parte la serie ‘El asesinato de Gianni Versace’. Es la segunda temporada de ‘American Crime Story’, creada por Ryan Murphy, responsable de ficciones como ‘Glee’ o ‘Feud’.
Pero la segunda parte de ‘ACS’ no se centra, en realidad, en Versace, su vida y su legado, Más bien pone el foco en el hombre que lo mató, trazando un genial retrato del sociópata Andrew Cunanan. Por él, a diferencia de lo que nos ha pasado en Pop TV con otras series, no nos haríamos delincuentes.
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Sin resolver el móvil del crimen (ni siquiera la investigación del FBI lo definió pese a concluir con un informe de más de 700 páginas), la producción, que acaba de emitir Antena 3 y que ya está disponible en Netflix, nos muestra a un joven con múltiples personalidades, mentiroso compulsivo, con delirios de grandeza, vanidoso y egoísta que termina suicidándose con la misma pistola con la que mató a Versace.
¿Le damos una oportunidad a esta serie si ya sabemos desde el minuto 1 qué es lo que pasa? Un rotundo sí. ‘El asesinato de Gianni Versace’ es una digna sucesora de ‘The People vs. O. J. Simpson’, la primera entrega de ‘American Crime Story’.
Y porque, al igual que hizo en la serie sobre el condenado futbolista O. J. Simpson, Ryan Murphy emplea un caso mediático y que conmocionó a la sociedad estadounidense para hacer una crítica que va mucho más allá del mero crimen.
Si en aquella primera temporada nos habló del racismo, en esta segunda aborda la homofobia y su incidencia en los años 90, cuando Estados Unidos parecía ser la tierra, también, de la libertad sexual.
En esta serie hay que prestar atención a los detalles, palabras y actos de Cunanan, un trabajador sexual homosexual que no se aceptaba a sí mismo. Asimismo, hay que estar atentos a los de otros personajes como Antonio D’Amico, quien fue amante de Gianni durante 20 años y al que interpreta Ricky Martin.
Con ellos, sutilmente, Murphy viene a decirnos que aquella muerte y muchas otras se podrían haber evitado si la homofobia latente en la sociedad no hubiese frenado las investigaciones sobre los otros cuatro hombres a los que Andrew Cunanan había asesinado antes que a Versace y que lo habían convertido en una de las personas más perseguidas por las autoridades.
Actores en estado de gracia
Con este telón de fondo, la producción original de Fox hace una denuncia, sí, pero también nos entretiene de lo lindo —sigue el esquema de las series de intriga— y nos muestra a unos actores en estado de gracia.
La primera, Penélope Cruz, que da vida a la hermana de Gianni, Donatella Versace, en una interpretación bordada en su primer papel televisivo. Merece la pena ver la serie en versión original para apreciar el logradísimo acento italiano de la actriz española. La sombra de los Emmy planea sobre ella, una de nuestras actrices que más triunfa fuera de casa.
Pe, amiga íntima de Donatella en la vida real, no solo clava sus gestos, sino que nos cuenta, sin caricaturizar a la italiana, su papel en la casa Versace tras la muerte del diseñador y cómo ella tomó las riendas de la firma que creó el concepto de supermodelo en los 90.
Para tomar nota son los cruces de miradas entre Penélope y Ricky Martin, algo reseñable ya en los primeros capítulos, en los que se puede cortar la tensión y sentir la poca amistad entre los personajes.
Si la serie, en realidad, se centra en el asesino de Gianni (al diseñador lo interpreta un genialmente caracterizado Edgar Ramírez), el actor escogido debía acertar en su interpretación del serial killer Cunanan. Y Darren Criss supera el reto con sobresaliente. Nada queda en él del angelical joven que cantaba y bailaba en ‘Glee’: aquí lo vemos convertido en un torturado chico de 27 años que se ríe a carcajada limpia tras disparar en la nuca a Versace.
La polémica está servida
El estreno de esta serie, además, ha levantado algunas ampollas en la casa Versace. La producción está basada en el libro ‘Vulgar Favors’, de la reportera Maureen Orth, publicado en 1999 e históricamente denostado por la familia del diseñador italiano.
Sobre la segunda parte de ‘American Crime Story’, la marca de moda dijo en un comunicado que “Orth nunca recibió ninguna información de la familia Versace, por lo que ella no tiene ninguna base para decir que conoce la vida personal de Gianni Versace o cualquier otro miembro de la familia. Por esto, la serie no es más que una obra de ficción”.
Sean ciertos o no, la serie plantea algunos hechos que, desde hace dos décadas, han incomodado a la familia, como la posibilidad de que Gianni y Andrew se hubiesen conocido con anterioridad o que Versace estuviese enfermo de VIH. ¿Verdad o mera licencia narrativa?
Más allá de eso, a las geniales actuaciones y a la trepidante historia que nos ocupa, hay que sumarle algunos guiños que engancharán a los amantes de la moda, como el porqué del logo de la casa de la medusa, la competitividad entre la firma y otras que le pisaban los talones a finales de los 90 (Alexander McQueen o John Galliano) y la idea de que, ante todo, Versace es una famiglia. Son italianos, ¿qué otra cosa podíamos esperar?
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