Tenemos más canales que nunca. Sí, pero nunca son suficientes. Si nuestros abuelos se conformaban con dos o tres diales para matar el tiempo libre, nuestra generación, que bebemos audiovisual como café, no tiene miedo a disfrutar de más opciones de ocio.
Tras el derrumbe de su centro de estudios, tres jóvenes de origen humilde reciben una beca para continuar sus estudios en el exclusivo instituto Las Encinas. La mayoría de sus nuevos compañeros, adolescentes procedentes de familias ricas, no los reciben bien y enseguida se produce una lucha de clases con las aulas como escenario principal.
No hay nada de lo que pueda pasarte en esta vida que no lo haya experimentado ya el personaje de una serie. Una crisis existencial. Una ruptura que te aboca a la autoflagelación emocional viendo comedias románticas de domingo por la tarde en bucle. El hastío en tu trabajo que te provoca ganas de decirle…
Las series policiales son, probablemente, uno de los subgéneros de ficción que más revisiones ha vivido.
Las series con el instituto como escenario principal son un género en sí mismas. Sus tramas y sus personajes adolescentes, con personalidades muy diferentes, enganchan capítulo a capítulo.
Ya te habrás dado cuenta de lo sanamente adictiva que es una buena serie. Y quizás hayas comprobado que si es de misterio, te cuesta aún más despegarte de la pantalla. Personajes que esconden secretos, buenos que tal vez no sean tan buenos y malos que quizás no resulten ser tan malvados como alguien quería…
La ropa proyecta al mundo una imagen de nosotros. En las series, un buen vestuario es el majestuoso envoltorio para una gran historia.
Muchos soñamos con una vida nómada que nos lleve a no tener un hogar fijo y a viajar por el mundo en busca de aventuras.
Todos tenemos ese amigo especial al que acudir cuando hay un problema. Los personajes de Orange Series también.
¿Alguien recuerda aquellas maratones cinéfilas de los 80? Pases al aire libre, ciclos de directores periféricos o dobles y triples sesiones acabando ya entrada la madrugada.
