Cuando aparece en pantalla, es complicado apartar la vista. Su personalidad y carisma arrasa con todo lo que encuentra La protagonista de ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’, la nueva serie de éxito de Netflix que se puede ver a través de Orange TV, era una total desconocida en nuestro país… hasta ahora. ¿Quién es Fran Lebowitz? ¿Qué se sabe de ella?
Muchos espectadores se habrán acercado a la docuserie, seguramente, por recomendaciones de allegados. O quizás navegando por el menú de la plataforma. Amantes de Nueva York se habrán sentidos atraídos por el título, y amantes de Martin Scorsese por ser él quien la dirige.
Tras su visionado, lo que se recuerda es solo una cosa. Mejor dicho, una persona. Fran Lebowitz.
Supongamos que Fran Lebowitz es un genio
Frances Ann Lebowitz es escritora y tiene una mente privilegiada. Capaz de sintetizar en pocas palabras lo que muchos desean decir pero pocos se atreven. Mezcla de misantropía, cinismo, un tanto de elitismo, pero no por ello carente de razón. Hay algo en Lebowitz que atrapa ya desde los primeros compases de ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’, una miniserie de siete episodios que se presta a la maratón.
Una de las personas que más han influido en Lebowitz fue el mítico Andy Warhol, quien, por cierto, tampoco acaba muy bien parado en boca de la escritora. Cuando ella contaba con 21 años, el artista le dio la oportunidad de su vida: una columna en su revista ‘Interview’.
Dos años antes se lió la manta a la cabeza y se marchó a la Gran Manzana. Hasta que por fin pudo lucirse como afilada artista de la palabra y la reflexión, tuvo trabajos de lo más variopintos: desde chófer y limpiadora hasta vendedora de cinturones, taxista y escritora para películas porno.
De Warhol a las fiestas en el Studio 54, rodeada de artistas de todo pelaje, a publicar cinco libros, algunos de ellos recopilaciones de sus columnas en distintos medios. Fran Lebowitz sufre de bloqueo creativo desde hace varias décadas. De hecho, su último libro fue publicado en 1994 e inesperado: el cuento infantil ‘Mr. Chas and Lisa Sue Meet the Pandas’.
Desde entonces vive de sus charlas y conferencias que tratan, precisamente, la cuestión del bloqueo creativo. Ella afirma que siempre ha querido vivir de eso, de que le pregunten su opinión sobre cosas y no pueda ser interrumpida.
En Martin Scorsese, Lebowitz ha encontrado un gran aliado. El genial cineasta rompe a reír cada vez que la escucha, la devoción que siente por ella es visible en pantalla. Y así lo demuestra en ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’, donde va tocando un tema por episodio: el dinero, el talento, el humor, el arte…
Su amistad va más allá, incluso, de la serie documental de Netflix y la película que hicieron juntos en 2010 llamada ‘Public Speaking’. También tuvo un pequeño papel en ‘El lobo de Wall Street’, interpretando a una abogada muy peculiar.
Fran Lebowitz: por sus citas la conocerás
Como mejor se conoce a Fran Lebowitz es escuchándola. A continuación, una muestra de su afilada verborrea que no deja títere con cabeza:
- “El éxito no me ha estropeado: siempre he sido así”.
- “Mi animal favorito es el bistec”.
- “No todos los hijos de Dios son hermosos. La mayoría de los hijos de Dios son, de hecho, apenas presentables”.
- “La vida es algo que hay que hacer cuando no se puede dormir”.
- “No es cierto que haya dignidad en todos los trabajos. Algunos trabajos son definitivamente mejores que otros”.
- “Mi madre me dijo cuando tenía 12 años o por ahí: ‘No seas graciosa, a los chicos no le gustan las niñas graciosas’. Una pena que se equivocara”.
- “Piensa antes de hablar. Lee antes de pensar”.
- “No existe la paz interior. Dentro solo hay ansiedad y muerte”.
Abiertamente lesbiana y fumadora empedernida, tras esa fachada de esnobismo y calculado mal genio se esconde una figura lúcida que no pasa desapercibida. Gracias a Fran Lebowitz y su ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’ se puede ahondar un poco más en eso que se da a llamar ”condición humana”.