Pocas veces los espectadores de las salas de cine aplauden al ritmo de los títulos de crédito. Sin embargo, es un fenómeno que se ha producido con La llamada, una película cuya única intención es divertir, entretener y ponerte de buen rollo. Que no es poco, ¿no?
La película musical de Javier Ambrossi y Javier Calvo está protagonizada por dos alocadas adolescentes apasionadas del electrolatino que pasan unos días en un campamento religioso. Allí, tanto ellas como las monjas descubrirán cosas de sí mismas que no imaginaban.
Por todo esto que contamos a continuación La llamada se ha convertido en uno de los filmes del año.
Los mensajes que hay en ella
El mensaje que Susana y María se repiten a sí mismas a lo largo de la película es claro: “Lo hacemos y ya vemos”. Atrévete a hacer cosas, persigue tus sueños, no te lo pienses dos veces. Hazlo y luego… ya se verá.
Las protagonistas no solo lo dicen, sino que también lo cantan a través del tema estrella de su formación musical amateur, Su-Ma Latina. Toda una lección de vida a ritmo de electrolatino.
No es el único mensaje que aparece en La llamada. La importancia de descubrir qué es lo que amas y entregarte a ello sin prejuicios ni miedos es otra de las moralejas que, junto con el ‘nunca es tarde’ como bandera, encontramos en la película.
El precedente teatral y los Javis
Aunque han sido muchos quienes llegaban vírgenes a los cines, una buena parte de los espectadores de La llamada eran grandes fans de su versión teatral. Desde hace cuatro años el musical triunfa en el madrileño Teatro Lara y cuenta además con una versión en México.
Detrás de La llamada se encuentra el talento de Javier Ambrossi y Javier Calvo (el entrañable Fer en Físca o química), conocidos como los Javis. Su creatividad y saber ha llevado a cientos de miles de personas al teatro.
Personajes que dan ganas de abrazar y actrices brillantes
Una joven monja, una madre superiora estricta y dos divertidas adolescentes llevan todo el peso de la historia en La llamada. A simple vista tan diferentes pero con tantas cosas en común, los personajes llegan al corazón del espectador. Y es que, barras de labios y hábitos religiosos a un lado, todas tienen sus propios sueños e ilusiones, así como sus dudas y miedos.
El de Belén Cuesta, quien interpreta a la hermana Milagros, es un personaje que dan ganas de abrazar. No solo consigue hacer reír al espectador durante casi toda la película, sino que también logra que caiga alguna que otra lagrimilla sobre el paquete de las palomitas. Gracia Olayo (madre superiora), Macarena García y Anna Castillo (las jóvenes María y Susana) bordan sus papeles en el filme.
La sencillez como bandera
Si algo demuestra La llamada es que no hace falta recurrir a sofisticados efectos especiales, a estrellas internacionales ni a tramas enrevesadas para hacer una película grande. En lo simple -a la vez que original- de la historia está la magia del filme.
Un campamento religioso llamado La Brújula como telón de fondo es suficiente para desarrollar un guión que deja al espectador enganchado a la gran pantalla con, además, una sonrisa en la boca durante todo el metraje.
Un Dios que canta por Whitney Houston
Que Dios, al que interpreta Richard Collins-More, se le aparezca a uno de los personajes del campamento La Brújula y se pronuncie cantando temas de Whitney Houston es un puntazo, para qué nos vamos a engañar.
Tararear en el cine el I have nothing o el I will always love you con los pelos como escarpias es toda una experiencia que no te puedes perder.