Ha llegado el final de ‘Vis a vis’. La cadena Fox, disponible en el paquete de Orange TV, emite el último episodio de la cuarta temporada.
Nos dice adiós una serie que comenzó su andadura en Antena 3. Y que se mudó, gracias a sus fans, a una nueva casa.
Pero el final de ‘Vis a vis’ no es solo la conclusión de una serie más. Es el final del comienzo de una época, aquella que hemos dado en llamar “la edad de oro de la televisión”.
Con la serie de las mujeres encarceladas vistiendo monos amarillos, la ficción española comenzó a arriesgarse (no fue la única; ‘El Ministerio del Tiempo’ también se estrenó en aquella fructífera primavera de 2015) a crear fuera de los formatos de éxito asegurados y a entender que la vara de medir el éxito de una producción no se encuentra solamente en las audiencias.
‘Vis a vis’ ha sido la precursora de ‘La casa de papel’, la gran producción española de los últimos tiempos, la que ha catapultado a sus actores y actrices y la que nos ha hecho creernos que sí, que en España también hacemos ficción de calidad.
Ambas series incluso comparten la vinculación con un color. La serie sobre el mayor atraco jamás soñado, con el rojo; la de las mujeres de la prisión Cruz del Sur, con el amarillo. De hecho, en homenaje a sus fans, el último episodio de la serie se titula ‘La marea amarilla’. Esta es una de las cosas que ha hecho (muy) bien ‘Vis a vis’. Comprender el poder y el valor de una comunidad fiel.
El poder de los fans
‘Vis a vis’ se convirtió en líder de audiencia en Fox España con 300.000 espectadores de media. Pero no tuvo unos comienzos muy halagüeños en Antena 3. La cadena decidió suspenderla al cierre de la segunda temporada. Pero la marea amarilla logró que otro canal la rescatara y volviera a producir. Así comenzó la nueva etapa de la serie en Fox, con la producción también de Globomedia.
Los personajes: puro carisma
Los guionistas y productores de ‘Vis a vis’ entendieron que la audiencia y la sociedad reclamaban más papeles protagonizados por personajes de mujeres carismáticas. Y así dieron forma a cada una de las reclusas de la serie. Con la indescriptible Zulema (Najwa Nimri) a la cabeza.
Impulsivas, pasionales, temerarias, valientes, sufridoras, enérgicas… Todos los adjetivos son pocos para describir a las poderosas mujeres que se han colado en nuestras casas y corazones con sus monos amarillos.
Y, además, esta serie nos ha valido para descubrir a un buen puñado de jóvenes y prometedoras actrices: Alba Flores (que desplegó su talento en esta producción primero, para hacerlo después en ‘La casa de papel’), Berta Vázquez, Maggie Civantos… ‘Vis a vis’ no solo les ha abierto las puertas de la escena nacional, sino también internacional, pues la serie está siendo muy bien recibida en otros países, gracias también al impulso de HBO, que la difunde.
Una narrativa y fotografía de primera
Otro de los puntos fuertes y claves del éxito de ‘Vis a vis’ ha sido su potente narrativa, con un ritmo trepidante, unas entrevistas dignas de ‘The Wire’ y una incógnita constante que nos mantiene en vilo, pendientes de la trama, alerta.
Esta ficción, además, no se ha andado con rodeos y ha expuesto en la pantalla las tramas más duras, sangrientas y violentas. Pero sin resultar desagradable, justificando cada plano y haciendo que el relato prevaleciera sobre lo demás. Y todo eso aderezado con una fotografía de primera, digna de una producción de cine, alejada de los decorados artificiales a los que nos tienen acostumbrados muchas escenas españolas y muy cerca de ese cine al estilo de Tarantino que tanto nos chifla.
‘Vis a vis’, además, nos ha regalado a unos malos malísimos, de esos villanos a los que odiar desde el sofá y desde el fondo de las entrañas, como las propias protagonistas. Nos ha enseñado que nada es lo que parece y que la vida da muchas vueltas. Nos ha dejado grandes frases como aquella de Zulema: “Solo muere quien es olvidado, y yo creo que a mí me van a recordar como a Billy el Niño”. Y, a buen seguro, nos dejará un gran último capítulo (con cameo de La Mala Rodríguez incluido).
Imágenes | Fox España
