Es la serie que mejor ha sabido vender el lado más amable de la aristocracia inglesa. Y ahora regresa con su segunda película. ‘Downton Abbey: una nueva era’ ha llevado de vuelta a la familia Crawley a los cines, con un largometraje de aires veraniegos, a caballo entre la famosísima abadía de la serie y una lujosa villa en Francia.
Todo un contraste con la película navideña estrenada en 2019, centrada en los preparativos, idas y venidas en torno a la recepción de la familia real británica. Un excelente homenaje a la serie, que los fans de ‘Downton Abbey’ agradecieron como nunca y que parecía ser el final definitivo de la factoría más famosa del guionista Julian Fellowes.
Pero no ha sido así. Principalmente, porque ‘Downton Abbey: una nueva era’ abre un nuevo episodio en la vida de los Crawley y compañía. Esta vez, con el acercamiento de una familia anclada en costumbres pasadas a todo lo nuevo: el mundo del cine, los cambios sociales o un nuevo tipo de ocio entre las clases más altas.
‘Downton Abbey: una nueva era’, el reflejo de una sociedad
‘Downton Abbey’ refleja, como ninguna otra serie, los cambios que experimenta una familia aristócrata a medida que el mundo cambia. Su primer episodio, de hecho, explicaba el impacto que se llevaban los Crawley al leer en los periódicos la tragedia del Titanic. Pero también viven otros momentos cruciales, como el desarrollo de la Primera Guerra Mundial o, incluso, el primer corte de pelo a lo garçon de la primogénita, Mary.
‘Downton Abbey: una nueva era’ recibe este subtítulo, precisamente, por la época de transición que vivía la sociedad británica y, por tanto, también la familia Crawley. Por un lado, la abadía abre sus puertas a la vanguardia cuando Mary permite que un grupo de cineastas de prestigio la utilicen como el escenario de una película. Esto no convence a todos, especialmente a Robert (el padre), que ve a los actores y actrices de la época como unos descarados.
Mientras tanto, la condesa viuda de Grantham, Violet (Maggie Smith), confiesa a la familia que acaba de heredar una villa en el sur de Francia. Esto se convertirá en la excusa perfecta para aquellos a los que no les entusiasma compartir espacio con los cineastas. Por eso, algunos miembros de la familia se trasladan hasta allí para disfrutar unas vacaciones, en las que no solo disfrutarán las posibilidades del nuevo ocio aristócrata, sino que descubrirán una faceta muy desconocida de Violet. Pero también la cinta seguirá la estela de muchos otros personajes de la serie. Como Tom, el viudo de la hija menor de los Crawley, al que el amor le volvió a sonreír en la primera película de la saga y que, en la nueva cinta, contrae matrimonio.
‘Downton Abbey: una nueva era’ vuelve a contar con Fellowes como guionista, pero se ha apoyado en el director Simon Curtis para esta nueva aventura cinematográfica. En sus manos también han estado otros productos de éxito, como ‘El arte de vivir bajo la lluvia’ y ‘La dama de oro’ -disponibles en Orange TV a través de Rakuten TV- o la aplaudida ‘Mi semana con Marilyn’.
Julian Fellowes, un barón con sello propio
El éxito de la franquicia ‘Downton Abbey’, cuya serie se puede ver al completo en Orange TV, a través de Netflix y Amazon Prime Video, se basa en su forma de reflejar fielmente los convencionalismos de épocas pasadas. Es algo en lo que hace especial hincapié Julian Fellowes, el guionista que ha dado personalidad a la serie, responsable de otras películas imprescindibles, como ‘Gosford Park’, ‘Vanity Fair’ o ‘The Tourist’.
Fellowes se aleja por completo de la imagen de guionista desordenado, creativo y precario que tienen muchos en la cabeza. De hecho, ostenta el título de barón de West Stafford, razón que explicaría su fascinación por las clases altas. Porque el valor de series como ‘Downton Abbey’ no se encuentra solo en su vestuario, sus decorados o su ambientación, sino en su forma de abordar los comportamientos de la época.
Fellowes escribió la famosísima escena en la que Maggie Smith preguntaba qué era el fin de semana. Pero, también, convenció a la audiencia con una historia de amor entre Mary y Matthew en la que ambos solo se habían rozado la mano antes de contraer matrimonio. Incluso, reflejó los esfuerzos que hizo la familia por evitar el escándalo cuando una de sus hijas se quedó embarazada. Solo tres ejemplos que explican por qué, dentro de su propia realidad, ‘Downton Abbey’ es como acercarse a un museo vivo de la sociedad de principios del siglo XX.
Recientemente, además de escribir la nueva película de la saga, Fellowes ha trasladado su conocimiento sobre el costumbrismo de la aristocracia a otra época y otro escenario, con la serie ‘La edad dorada’. Aparte de ser el mismo tema escogido como inspiración en la última MET Gala, la ficción se sitúa en el Nueva York de 1882, el tiempo en el que se originaron las presentaciones en sociedad, las galas benéficas de los más ricos y muchas de los convencionalismos que las altas esferas estadounidenses han trasladado hasta la actualidad.
Costumbres olvidadas a las que solo Fellowes podría sacar partido y que demuestran por qué es el mejor dando a conocer estas realidades a través de la pantalla.
Imágenes | Universal Pictures, Gifer