Chicho Ibáñez Serrador, maestro del terror

/ 5 junio, 2020

Con motivo de la celebración del primer aniversario de su muerte, TCM emite los dos largometrajes de Chicho Ibáñez Serrador, uno de los grandes nombres de nuestra televisión.

Narrador de historias, creador, realizador, cineasta, guionista… Es difícil limitar a Chicho Ibáñez Serrador con único apelativo. Sin embargo, quienes tuvieron la suerte de trabajar junto a él lo definen como “maestro de la televisión”, un título que, si bien no le gustaba, sin duda le hace justicia. Para sus compañeros fue un genio, alguien brillante y valiente capaz de convertir en éxito todo lo que tocaba. Transformó la manera de hacer televisión en España y fue decisivo para popularizar el cine fantástico y de terror.

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Un genio que cambió la televisión

Narciso Ibáñez Serrador, más conocido como ‘Chicho’, creció entre bambalinas y narrativa de terror. Sus padres pertenecían al mundo del teatro, por lo que buena parte de su infancia la pasó girando por América Latina. Además, padeció una enfermedad hemorrágica autoinmune que le impidió llevar la vida normal de un niño, por lo que se refugió en los libros y en su imaginación. 

Era inquieto, curioso y atrevido. Conoció al ‘dedillo’ el teatro, pero pronto se animó a probar con el lenguaje televisivo en Argentina. Al regresar a España en 1963 con tan solo 28 años, empezó a mostrar cuál era el camino para cambiar la forma de hacer televisión, según lo que había aprendido. Sus primeros trabajos fueron realmente innovadores. Hasta entonces la televisión reproducía elementos básicamente teatrales, y Chicho Ibáñez Serrador introdujo nuevas formas de realización y de contar historias que engancharon tanto a sus compañeros de profesión como a los espectadores.

Ciencia ficción y terror a la española

Entre sus primeras apuestas se encuentra ‘Mañana puede ser verdad’, la primera distopía de TVE. El ‘Black Mirror’ de la época no era más que una serie de adaptaciones de historias de terror con nuevos componentes audiovisuales. Es decir, dejaba atrás esa visión teatral para darle un toque más televisivo y sorprendente. Tuvo una gran acogida entre el público. Con ‘El Último Reloj’, una versión de un relato de Edgar Allan Poe que protagonizó su padre, se ganó el título de ‘mago del suspense’ patrio y la confianza para iniciar ‘Historias para no dormir’.

Para Chicho estas historias eran “cuentos para adultos que sirven para que se puedan volver a sentir niños otra vez”. Cada semana, buena parte del país se situaba frente al televisor para ver qué historia seguía al chirrido de la puerta y el grito desgarrador que formaban la mítica cabecera del programa. La serie fue un éxito absoluto y sigue siendo un referente del género.

Su pequeño gran legado en el cine

Solía decir que asustar es fácil, que lo complicado es dar miedo. Aunque la muestra es, por desgracia, muy escasa, los dos únicos largometrajes de Chicho lo confirman desde perspectivas diferentes. El 7 de junio, TCM, disponible en Orange TV, emitirá ‘La residencia’ (1969) y ‘¿Quién puede matar a un niño?’ (1976) con motivo del primer aniversario de su muerte. Este homenaje contará con la presencia del cineasta Paco Plaza (‘[REC]’, ‘Verónica’) para hablar sobre la influencia de Chicho Ibáñez Serrador en sus películas.

En ‘La residencia’ podemos ver todos los elementos del cine de terror más clásico: oscuridad, claustrofobia, personajes con mucha fuerza y una cámara que actúa casi a modo de espía de lo que está sucediendo. Por otra parte, en ‘¿Quién puede matar a un niño?’, Chicho abre las puertas a un cine libre de tópicos muy adelantado a su tiempo. Sin sustos ni tormentas, pero igualmente aterrador.

Se trata de dos maneras distintas de abordar el cine de terror que sirvieron para que muchos directores aprendieran a amar el género, como Álex de la Iglesia o Juan Antonio Bayona.

«Y hasta aquí puedo leer»

No podemos dejar de mencionar el legado más emocional que dejó Chicho. El programa ‘Un, dos, tres’ es un hito en la historia televisiva de nuestro país, cuya sintonía hace sonreír a cualquiera. En este formato se ve, no solo el buen olfato del realizador para dar al público lo que le puede entretener, sino el enorme respeto que muestra también a sus espectadores. Se emitieron hasta diez temporadas en TVE con cambios en sus presentadores, personajes y mascotas.

No es el único programa que nos dejó en herencia. También probó con otros formatos: ‘Waku Waku’, centrado en el mundo animal; ‘El semáforo’, uno de los primeros talent shows y, por supuesto, ‘Hablemos de sexo’, un programa rompedor en una sociedad todavía un tanto pudorosa con el tema.

Imágenes | TCM

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