Y ‘Bojack Horseman’ cruzó la meta: así fue su último galope

/ 19 mayo, 2020

‘Bojack Horseman’ se ha terminado. Seis temporadas de 12 episodios cada una salvo la última, compuesta por 16 capítulos en dos tandas de ocho, es todo lo que ha dado de sí.

Pero las voces de BoJack Horseman y otros personajes resonarán durante años en nuestras cabezas. Porque si bien la serie comenzó durante el verano de 2014 influenciada por ‘Los Simpson’, ‘Futurama’, ‘South Park’ o contemporáneas como ‘Archer’ o ‘The Tick’, hoy es un referente propio. Por detalles como toda la filosofía que encierran las frases de ‘Bojack Horseman’.

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¿De qué iba esto?

Pero antes de continuar, recordemos su línea argumentativa: un caballo antropomorfo alcanzó el éxito profesional en una comedia de los 90, ‘Horsin ‘Around’. Ahora tiene casi 50 años. El resto de su vida es un constante convivir con su pasado, afrontar un presente donde alimentar el ego exige superar la vieja marca, y pensar en un futuro que no existe porque eso es de borrachos de idealismo.

Una relectura del precio de la fama y la falsa mitomanía que comienza con un personaje tóxico metiendo la pata sin parar y sintiéndose culpable por ello. Alguien que vive en un eterno bucle de adicción, autodestrucción y redención a medias. La condición humana se deforma según madura, un dibujo de ese «las personas no cambian» por más que se lancen a intentarlo. Algo emocionalmente hardcore.

Personajes de ‘Bojack Horseman’ (y sus voces)

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BoJack Horseman, el caballo alcohólico, está interpretado por Will Arnett, actor canadiense conocido por su papel de Gob en ‘Arrested Development’. Su actor de doblaje es otro grande, Luis Bajo, conocido por ser Brian Griffin en ‘Padre de Familia’, además de la voz habitual de Charlie Sheen.

Todd Chávez, ese humano gandul que se aprovecha de BoJack mientras sueña con escribir su propia ópera rock, esconde detrás la voz del poderoso Aaron Paul, conocido por ser Jesse Pinkman en ‘Breaking Bad’. De su doblaje da cuenta Juan Amador Pulido, la voz habitual de John Krasinski, otra estrella de la comedia por su papel de Jim en ‘The Office’.

Personajes de ‘Bojack Horseman’.

Y entre cómicos anda el juego, sin duda. Porque a Diane Nguyen, escritora en la sombra y amiga fiel de BoJack, la interpreta Alison Brie, popular por ser Annie Edison en ‘Community’. Un trabajo que dobla, en su versión castellana, Olga Velasco, habitual de actrices como Olga Kurylenko o Emily Blunt.

Por su parte, la Princesa Carolyn, la gata persa y fiel agente, es interpretada por Any Sedaris, cómica, guionista y actriz conocida por sus trabajos en ‘School of Rock’ o ‘Sucedió en Manhattan’. Aquí en España se mete en su piel Ana Jiménez, conocida por su trabajo como Serena en ‘Gossip Girl’.

Finalmente, el Sr. Peanutbutter, ese labrador retriever que admira y emula a BoJack, pero que él desprecia con todas sus fuerzas, toma la voz de Paul F. Tompkins, maestro del stand up. Aquí es interpretado por Eduardo del Hoyo, muy popular por sus doblajes de Zachary Quinto en ‘Héroes’ y que ganó popularidad interpretando a Christian Bale en ‘American Psycho’.

Las mejores frases de ‘Bojack Horseman’

BoJack Horseman dialoga.

BoJack Horseman está llena de frases lapidarias. Ideales para comentar en mitad de una fiesta, con una copa en la mano. En Reddit bien lo saben.

Elegimos estas once como sendas supernovas estallando en los confines de la galaxia. Intenta no deprimirte y sobrevive un día más.

«La vida no es más que una dolorosa patada en la uretra»

Un fan cualquiera de ‘Bojack Horseman’ elegiría «La vida es una sucesión de puertas que se cierran, ¿no?». Nosotros vamos más allá. Porque una patada en la uretra duele más.

BoJack Horseman dolorido.

«Cuando te sientas triste, corre. No dejes de correr y nunca mires atrás»

«Corre hacia adelante, sin importar qué pase. Habrá gente en tu vida que tratará de detenerte, anclarte, pero no debes permitírselo. No dejes de correr y no mires para atrás, porque allí no hay nada para ti. Todo lo que existe es lo que está adelante». ¡Buah!.

«Eres tan masoquista que podría decir 10 cosas buenas y una mala de ti y solo oirías la mala»

¿Tal vez nos castigamos porque necesitamos alimentar nuestra vulnerabilidad con agasajos, constantemente, o porque disfrutamos del placer de sentirmos vulnerables? Puedes intentar responder a estas preguntas. Aunque no va a ser fácil.

«¿Estás castigándome por fumar o por robar? — Estoy castigándote por estar vivo»

Que una madre suelte algo así a un hijo, a uno que necesita por todos los medios entender los mecanismos del bien y del mal para tener algo a lo que asirse, acaba creando un batiburrillo de emociones confundidas, un ser humano cubierto por una coraza de cinismo bajo la que pende una fragilidad violenta.

No olvidemos las lecturas pop, que siempre vienen bien.

«Todos los disfraces son una vía de escape para el racismo ocasional»

¿Está hablando de Halloween o de esas falsas máscaras sociales que nos ponemos para encajar? Nos he perdido.

«No entiendes que eres una persona horrible… y eso no te hace menos horrible»

Siguiendo una estructura similar al ignorantia juris non excusat —es decir, el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento—, esta oración nos deja bien claro que no hay paz para los malvados ni perdón para aquellos que hacen daño aunque ignoren hacerlo. Apúntala en una libreta y no la olvides nunca.

«No puedo creer que este país odie a las mujeres más que a las armas»

En referencia a Estados Unidos, aunque bien podría servir para tantos otros países, ‘Bojack Horseman’ está trufada de subtextos feministas. En su contexto, esta oración deja claro la masculinidad tóxica que rodea el tema de la seguridad ciudadana. El género masculino, responsable del 90% de los asesinatos por arma de fuego en dicho país, esgrime el argumento de usar las armas para protegerlas a ellas. Aquí yace uno de los mayores fracasos sobre el control de armas.

«No quieres un actor, quieres una página en blanco en la que proyectar tus nociones baratas sobre la bondad»

La cuarta temporada empieza con este tipo de bombas que hacen referencia a todos esos dramas y comedias sensibleras que transforman las emociones en propaganda, en moneda de cambio para el éxito inmediato. En su marco perfecto de la interpretación y la farándula, sirve a la vez para recordarnos que tal vez la ficción solo debería ser un pasatiempo para desconectar del mundo real.

«El cierre es una cosa inventada por Steven Spielberg para vender entradas de cine»

Y sigue: «Es como el amor verdadero o los Juegos Olímpicos de Múnich, no existe en el mundo real. Lo único que puedes hacer es seguir viviendo». Puedes encontrar esta bomba de relojería en el quinto episodio de la primera temporada. Premio para quien detecte la doble referencia a Múnich, la cinta homónima de Spielberg donde se retratan ciertos falsos sentimientos de seguridad. Algunos a través de un cierre no autoconclusivo.

«No he hecho nada malo porque no puedo hacer nada malo porque todos somos simples productos de nuestro entorno»

Y continúa: «Que vamos rebotando por ahí como canicas en el juego de los Hipopótamos Tragabolas que es nuestro universo cruel y azaroso». Qué forma más sana de atribuir malos comportamientos —y sus respectivas consecuencias— al azar. Claro, sabiendo que…

El universo es un vacío cruel e insensible

Entonces la cosa cambia. La frase se remata con un feliz: «La llave de la felicidad no es la búsqueda de un sentido. Simplemente hay que mantenerse ocupado con chorradas sin importancia y, en algún momento, estarás muerto». Fin de fiesta.

El final de ‘Bojack Horseman’

Pongámonos serios. La producción fue cancelada antes de siquiera poder terminar en sus propios términos. Esta es la dura realidad. «Netflix pensó que era hora de echar el telón y aquí estamos», confesó el mismísimo Aaron Paul. Un varapalo, aunque cerrado de la mejor manera posible.

Raphael Bob-Waksberg y su equipo crearon una de esas series que construye la educación sentimental de toda una generación. Y lo hace cerrando las tramas clave, acallando de alguna forma los fantasmas del pasado a la vez que su personaje equino intenta ser mejor caballo, de una vez por todas.

Tras años retirado, con trabajos sin éxito, la audiencia se reconcilia con él a través de un nuevo papel en otro serial, ‘Philbert’. Un personaje atormentado que BoJack utiliza para exorcizar el suyo propio. En algún momento escucharemos “Philbert’ está sirviendo para que los gilipollas racionalicen su propio comportamiento”, en un claro guiño a los muchos Walter White del mundo. El salvoconducto artificial que termina por destruirle, una vez más.

Hasta que ya no puede seguir así: BoJack quiere distanciarse de esa figura, dejar de ser “aquel caballo del pasado”. Coge vuelo y busca reconectar con viejas amistades. Y su ego aún brotará en los momentos más inesperados. ¿La razón? Pide un perdón que no siente, un acto de irresponsabilidad grave porque proyecta esperanzas made in Hollywood.

Llegado a cierto punto, cuando descubre que unos periodistas lo investigan por la muerte de Sarah Lynn —la popstar que interpretó a su hija adoptiva en ‘Horsin ‘Around’—, BoJack vuelve a caer en esa capacidad de abstracción que lo convierte en un ‘capullo’ integral. Este es el detonante que empieza a desvelar otros secretos (con Penny y Gina) y que tiene que resolverse por la vía frontal: asumir responsabilidades.

El final de BoJack pedía una conversación tranquila de diez minutos en el tejado, como siempre, mirando a las verdaderas estrellas. Y así es.

Una despedida que identifica la virtud de conocer a ciertas personas que modifican quien eres, sean o no para toda la vida. Como esta serie. Esta es su esencia, al fin y al cabo: verbalizar los problemas para hablar de todos. Porque en algún momento de nuestra vida todos hemos sido BoJack Horseman.

Imágenes | Netflix

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