En cada uno de los ocho Goya a los que opta la película ‘Carmen y Lola’ hay tabúes rotos, muchas vergüenzas perdidas y un provocador cóctel de feminismo, racismo y homofobia.
El próximo 2 de febrero, en la gala de los Premios Goya, Rosy Rodríguez y Zaira Morales-Carmen y Lola-, protagonistas de una historia de amor lésbico entre gitanas adolescentes, pueden hacer realidad el sueño que un día les soñó la paya Arantxa Echevarría.
La directora bilbaína asegura que su película, canonizada en Cannes al ser seleccionada en la Quincena de realizadores, apuesta “más por dar visibilidad a un colectivo desfavorecido que por tumbar rancios convencionalismos”. Pero de todo hay en el primer largometraje de esta mujer que está dispuesta a romper cualquier techo de cristal que le pongan, ya sea delante o detrás de la cámara.
Ya fue nominada a un Goya en 2014 por el corto ‘De noche y de pronto’. ¿Son otros los nervios para ‘Carmen y Lola’?
Estaba más nerviosa la primera vez, porque era el gran sueño de una cortometrajista. El vuelo de las mariposas en el estómago me duró más tiempo. Ahora es distinto con el largometraje. Tengo ocho nominaciones pero está muy complicado y tengo pocas esperanzas de ganar algún premio. Compito con gente muy grande.
Pero esos grandes no han pasado por Cannes, y usted sí.
Cannes me colocó en el candelero y puso el foco encima de la película. Sin eso, habríamos estrenado y habría sido una película más entre tantas, pequeña y sin dinero para la distribución ni para la promoción. Habríamos desaparecido, igual que le ha pasado a otras que son estupendas pero a las que no les ha llegado el presupuesto para publicitarlas.
Tengo pocas esperanzas de ganar algún Goya.
¿Cómo valora el hecho de ser la primera directora española seleccionada tras 50 ediciones de la Quincena de realizadores?
Me asusté cuando me lo dijeron en Cannes. Luego reflexioné y creo que esto dice mucho del cine español. Están pasando muchas cosas, pero tienen que cambiar aún muchas más.
¿Contar el proceso de selección de las protagonistas daría para otra película?
Sin duda ha sido una de las partes más complicadas, y lo que más me ha tocado emocionalmente. No las encontraba. Fui a muchas asociaciones gitanas, y a Cogam, pero no había forma de dar con adolescentes lesbianas. Me metí en varios chats, con el nick “gitana wapa” y allí conseguí contactar con unas 15 chicas gitanas que fueron mis sparring del guión. Ellas me corregían cosas que no cuadraban con su cultura. Pero no las llegué a conocer físicamente. Siempre quisieron vivir dentro de ese anonimato, por el miedo al qué dirán.
¿Y cómo dio con Zaira y Rosy?
Las encontré en un casting que hicimos a 1.250 gitanos, durante seis meses, en un centro social. Y fue el más difícil todavía. Zaira, que es merchera; Rosy, que es gitana, sabiendo que no suelen llevarse bien entre ellos…y encima sin ser actrices. Es decir, partiendo de cero, y aunque también es cierto que hacen de sí mismas, todo el mundo coincide en que tienen unas dotes interpretativas excepcionales.
¿Cómo ha cambiado, para bien o para mal, su visión de los gitanos desde que rodó la película?
Para bien en casi todo. Yo era una paya desconocedora del mundo gitano y lo que he descubierto es que son exactamente igual que nosotros. Con los mismos miedos de no tener trabajo, de no tener dinero para educar a tus hijos, de no tener futuro… También me he quitado de en medio muchos estereotipos que tenemos sobre su mundo.
Vamos a repasar ‘Carmen y Lola’ a través de las nominaciones, empezando por la de Mejor película. ¿Cuáles fueron los principales problemas a la hora de rodar?
Prácticamente todos. Desde el mismo casting hasta buscar financiación para una película de gitanas lesbianas, donde me indicaron la puerta de salida en muchas ocasiones. Hasta que dimos con Orange. Yo había trabajado durante años en Amena, y tenía una vinculación muy directa con ellos. Igual que Pilar Sánchez Díaz, la productora, que también trabajaba en la parte audiovisual. Ya nos habían acogido bien con algunos cortos. Hubo un momento en que Jean Marc Vignolles, el antiguo CEO de Orange, que había visto nuestros trabajos, nos dijo que le lleváramos propuestas. Le presentamos ocho. Y apostó por la más gorda.
Me he quitado muchos estereotipos que tenemos sobre el mundo de los gitanos.
Segunda nominación: Mejor dirección novel.
Es mi primera peli. ¡Y lo que me ha costado! Hay que tener en cuenta que las mujeres tenemos un techo de cristal muy duro. Te pones a mirar Mejor dirección y Mejor película y el año pasado estuvo la Coixet, y este año nosotras, pero aún somos muy pocas. Solo hay un 2 por ciento de mujeres directoras en España.
También es candidata al Mejor guión original.
Es sabido que todo vino por una noticia que leí en ‘El País’, en 2009, sobre la boda de dos gitanas. Quise imaginarme la primera historia de amor de ellas dos, y claro, sin quererlo, empecé a hablar de la homosexualidad, de la etnia gitana, de la mujer… y terminó siendo un guión bastante explosivo.
Mejor canción original: ‘Me vas a extrañar’, de Paco de la Rosa.
Paco es un músico, compositor y productor gitano increíble. En poco más de 10 minutos me hizo los arreglos de no sé cuántas canciones. Es el típico superdotado que si en vez de gitano fuera payo, podría haber terminado dirigiendo la Filarmónica de Viena. Y el tema es una preciosidad.
Carolina Yuste opta al Goya como Mejor actriz de reparto.
Es la única profesional, y me engañaron con ella. Estábamos hablando en un bar el equipo de producción y se nos acercó un chico diciendo que era actor y que quería saber de qué iba la película. Se lo conté y me dijo que tenía una amiga gitana que era una actriz excepcional. Me enseñó un fragmento de una obra en la que trabajaba y me emocioné. La llamé al casting y cuando terminó me dijo que no, que ella no era gitana. Pero ya me había fascinado, y se la coló incluso a los propios gitanos que le preguntaban de qué familia era.
Me indicaron la puerta de salida en muchas ocasiones para buscar financiación para una película de gitanas lesbianas… hasta que dimos con Orange.
Nominado a Mejor actor de reparto está Moreno Borja, el ‘padre’ de Carmen.
Es increíble este hombre. Trabajaba en seguridad y es una de las más maravillosas personas que he conocido en este rodaje. Ha hecho ya de Vargas en ‘Arde Madrid’ y de noble en ‘La Peste’. O sea que ya ha trabajado con Paco León y Alberto Rodríguez, nada más y nada menos.
Y dos nominaciones a Mejor actriz revelación para Zaira Romero y Rosy Rodríguez. ¿Son su mejor descubrimiento?
Conseguí de ellas una complicidad y una química tremenda durante seis meses de ensayos. Incluso para la cuestión del beso nos sorprendieron. Rosy empezó diciendo “yo la beso y luego escupo”, y luego se terminaron besando de espaldas al equipo. Era tal la locura del rodaje que ya todo les daba igual.
¿Hubo algún momento complicado?
Lo peor de todo fue cuando rodamos en el mercado abierto del Pozo del Tío Raimundo. Estaba todo lleno de gitanos que miraban, insultaban, escupían… y todo porque ellas estaban fumando.
¿Cómo vivieron Rosy y Zaira la experiencia de ir a Cannes?
Hubo detalles muy emocionantes, como el de que Rosy llorara cuando aplaudieron porque era la primera vez que se sentía valorada en la vida. Hay que tener en cuenta que no tienen el mismo punto de salida que nosotros. Ellas lo tienen cuarenta metros más atrás y cargadas con una mochila muy pesada. Recuerdo que les dije emocionada que nos íbamos a Cannes y me dijeron, “ah, muy bien”. Ni idea de lo que eso suponía. Rosy se asustó cuando le dije que había que coger un avión.
¿Qué cree que va a ser de ellas tras los Goya?
Las veo lanzadísimas. A Zaira la llamaron a la vuelta de Cannes para otra película en la que hace de nieta de Carmina Barrios, y ahora tiene opciones de alguna serie. Rosy lo tiene un poco más complicado, porque está casada y quiere formar una familia, pero después de los redaños que le han echado las dos para hacer ‘Carmen y Lola’, estoy segura de que no se van a echar atrás.
¿Siguen en contacto?
Sí, casi a diario. Todo lo que acompaña a esta película está rodeado de muchas intensidades. Tengo contacto con mucha gente del reparto. Y, por supuesto, hablamos del traje que llevarán en la gala. Ya lo veréis: ¡van a romper!
Veo a Rosy y Zaira lanzadísima. Estoy segura de que no se van a echar atrás.
¿Cree que la historia de ‘Carmen y Lola’ daría para una serie?
Para una y para dos. Ya me lo han ofrecido. Pero me siento directora de cine. He hecho una película sobre un tema, que me ha costado seis años, y la siguiente será totalmente diferente. Lo que no quita para que siga con la satisfacción de haber revolucionado un poco el mundo del heteropatriarcado gitano, como se está viendo en algunos coloquios que se han celebrado. El otro día me enteré de que una gitana se ha hecho un tatuaje del pajarito que pinta Lola. Me parece maravilloso que alguien haya cogido como icono una imagen de mi película.
¿En su nuevo proyecto seguirá presente la crítica social?
Me apetece mucho hablar de las segundas generaciones de inmigrantes. Quiero seguir insistiendo con el cine social, creo que es fundamental en estos tiempos. Me fascina el tema de las adolescentes chinas, que son españolas cien por cien, muy de barrio, y que guasapean a una velocidad tremenda en español mientras sus padres no son capaces de hablar el mismo idioma. Es un choque cultural muy interesante.
Imagen | GTres: Arantxa Echevarría junto con Rosy Rodríguez y Zaira Morales en el estreno de ‘Carmen y Lola’ en Madrid.