Carmen y Lola tienen vidas separadas, en muchas cosas parecidas y en otras muy diferentes. Pero cuando se conocen, todo en lo que creen parece tambalearse. De forma natural, su universo y el de sus familias se rompe para dejar entrar algo que muchos no comprenden: el amor entre dos mujeres.
La película, en la que ha participado Orange España y que está disponible en su videoclub desde el 1 de febrero, narra una historia de amor entre dos adolescentes gitanas. Pero es mucho más: es una inmersión en su cultura, en su forma de ver el mundo y en sus tradiciones. Una película en la que un solo personaje está interpretado por un actor profesional. El resto son gitanos sin experiencia ante las cámaras. Entre los que brillan, en especial, sus protagonistas.
Carmen
Carmen es una adolescente gitana preparada para lo que esperan de ella: casarse y tener hijos. Ha dejado el colegio y uno de sus sueños, como el de otras tantas chicas de su entorno, es montar su propia peluquería. Tiene miedo a subir en avión, nunca ha visto el mar y no sabe nadar. Ni siquiera le interesa aprender. O, quizá, nunca se ha planteado que eso sea posible para ella.
La Carmen con la que empieza la película ultima los preparativos para su pedida. Tiene un novio con el que espera casarse y seguir así la tradición de tantas y tantas mujeres de generaciones atrás. Su madre le advierte: en casa de su suegra no va a poder vaguear. Si su marido quiere vestirse, ella será quien le tenga la ropa preparada. Si quiere comer, ella será quien le haga la comida. Su padre le explica también a su futuro suegro que la niña es de fiar. Nunca ha salido sin estar acompañada y por no tener, no tiene ni móvil (o eso piensa él).
La pedida de Carmen nos muestra las tradiciones del pueblo gitano de forma tan natural que sus escenas parecen más las de un documental que las de una película. Sus ropas, sus formalidades, su tradición. Su alegría por la unión entre dos novios y el nacimiento de una futura familia, sus bailes y su música. Pero el que se supone que iba a ser uno de los momentos más felices (o, al menos, más esperados) de la vida de Carmen se ve truncado por la llegada de Lola. Y todo se pone patas arriba.
Lola
Lola es una adolescente gitana que sabe que es diferente. Estudia, quiere ser maestra y sueña con viajar. En su tiempo libre le gusta dibujar y llena las hojas de sus libretas y las paredes de su barrio de Madrid de pájaros de colores. Lola es consciente, además, de su sexualidad. Y de que su condición de mujer gitana es una barrera para conseguir la vida que imagina.
Frente a todos sus sueños está, en primer lugar, su familia. Su padre, Paco, quiere lo mejor para ella, pero no la comprende. Su madre, Flor, espera que su hija pueda conseguir una vida mejor que la suya, pero no sabe cómo ayudarla. Y detrás de ellos está una comunidad de normas muy rígidas que no duda en tacharla de rara. O, lo que es lo mismo, de diferente.
Pero el de Lola es uno de esos pocos casos en los que un adolescente sabe bien lo que quiere y lucha por conseguirlo. Aunque eso implique cuestionar todas las normas de su comunidad y enfrentarse a los principios de sus amigos y su familia. Lo cual le resulta más fácil, claro está, cuando por fin encuentra a alguien que la entiende.
Carmen y Lola
Rosy Rodríguez, la actriz que da vida a Carmen, fue la número 187 en el casting. El propio equipo ha confesado que tras ver pasar a tantas otras chicas, empezaban a perder la esperanza. Pero en cuanto Rosy Rodríguez estuvo delante de Zaira Romero (Lola), surgió la química. Y lo tuvieron claro.
La relación entre Carmen y Lola se desarrolla de forma natural y tranquila. Con las negaciones y las dudas que son propias de la edad y de la aceptación de uno mismo. Y también con cariño, amor y complicidad. Al final, Carmen confiesa que ya no quiere ser peluquera. En realidad, ya no sabe lo que quiere ser. Pero juntas intentarán averiguarlo, liberarse de un entorno asfixiante y dibujar la vida que quieren llevar.
Una historia de críticas, éxitos y cambios
Arantxa Echevarría, la directora de ‘Carmen y Lola’, ha recibido aplausos y protestas por esta película. Entre sus premios destacan cuatro nominaciones a los Premios Feroz y ocho a los Premios Goya (incluyendo Mejor película y Mejor dirección novel).
Por otro lado, muchas de las críticas provienen, precisamente, de colectivos gitanos. Consciente de la dificultad de contar con respeto y objetividad la historia que tenía en mente, la directora vasca investigó durante dos años cómo es la vida de las gitanas homosexuales. Chateó con algunas de ellas hasta que tuvo su apoyo y pudo conocer su historia.
Para dar todavía más realismo a la película, los actores que dan vida a los personajes no tienen experiencia en interpretación. Solo Carolina Yuste (Paqui, la trabajadora del centro social) es una actriz de teatro y cine. En total, 150 gitanos aparecen en la película. La mayoría, seguramente, atraídos por la idea de participar en un proyecto audiovisual. Muchos otros, también, motivados por mostrar su cultura. Y, seguramente, también decididos a romper tabúes y luchar por los derechos de los gitanos y las gitanas homosexuales.
Imágenes: Super8 distribución/Carmen y Lola