Por Jaime Ramos
‘Downton Abbey’, ‘Black Mirror’, ‘Happy Valley’… Durante la anterior década asistimos a un ‘boom’ en la industria televisiva británica. ¿Qué pequeñas joyas podemos rescatar hoy?
Otras producciones británicas como ‘Sherlock’ y ‘The Crown’ han impactado en la escena audiovisual de los últimos tiempos. Pocos espectadores han escapado de un visionado casi obligatorio que, además, ha derivado en premios y la consagración de sus creadores e intérpretes. Podemos disfrutar de estos cuatro ejemplos en Amazon Prime Video y Netflix a través de Orange TV.
Aunque, ¡hay vida más allá! La industria británica ha ofrecido producciones de televisión sobresalientes. Buena culpa de ello la tiene el respaldo fiscal que desde 2013 vivió el sector en Reino Unido. Tres años después, en 2016, la cifra de profesionales contratados alcanzó las 173 000 personas. Repasamos algunos títulos que dejaron poso dentro de la ficción británica en su anterior y fructífera década.
‘Happy valley’
Este modesto drama policiaco y monoparental cuenta con una de las mejores ejecuciones de guion de su época. Ganadora del Bafta a mejor serie dramática en 2015, su creadora, Sally Wainwright, da una lección magistral en la puesta a punto de un personaje protagonista en dos temporadas de seis capítulos.
Sin recurrir a grandes ínfulas ni generar expectativas por encima de sus posibilidades, enarbola un mapa de tramas alrededor de los demonios de la sargento Catherine Cawood. Los crímenes del pasado y los que están por llegar se entremezclan para esta abuela salida del cine negro. Una serie imprescindible de la que otras, como ‘Mare of Eastown’, han tomado prestado mucho. Por cierto, amenaza con regresar a las pantallas.
‘Broadchurch’
Un año antes, ‘Broadchurch’ se adelantó a presentar a la audiencia un tono muy similar al de ‘Happy Valley’. Coincide en el drama policial, en las oscuras tribulaciones de sus detectives protagonistas y los crímenes que sacuden a un pueblo que pone nombre a la serie.
El reparto, eso sí, cuenta con figuras de más peso que la anterior producción. En la localidad costera se dan cita Olivia Colman y David Tennant para resolver este whodunit rural planteado por su creador, Chris Chibnall. No hay que dejarse engañar por lo sencillo de su planteamiento. Al contrario que otros baldíos y recientes propuestas del género, ‘Broadchurch’ destaca como para justificar tres temporadas.
‘Bodyguard’
La miniserie de Jedd Mercurio, emitida por la BBC, batió en 2018 récords de audiencia. Si por algo se caracteriza esta selección, es por la labor de los creadores en el nada sencillo arte de elucubración y desarrollo de personajes potentes, tanto masculinos como femeninos.
En ‘Bodyguard’ la intriga parte de los demonios y ambigüedades de sus dos protagonistas, encarnados por Keely Hawes y Richard Madden. Este drama político-criminal vuelve a ejemplificar que un buen guion no requiere grandes dosis de pirotecnia para mantenernos pegados a la pantalla. Se puede disfrutar en Netflix a través de Orange TV.
‘Luther’
Eclipsada en su nacimiento por el éxito de ‘Sherlock’, ‘Luther’ nos presenta otro drama policial clásico y de género negro con un protagonista que comparte mucho con el antecesor de Conan Doyle. Su potencia narrativa reclama algo más de paciencia para paladear todos sus sabores (así lo muestra la cabecera al ritmo templado de Massive Attack), que culminan combinados de forma frenética y adictiva en una primera temporada brillante. A partir de ahí, la producción se reparte en la década de forma irregular.
Idris Elba como DCI John Luther y Ruth Wilson como la genial Alice Morgan se doctoran en la serie de Neil Cross. Brindan unas interpretaciones al más puro estilo británico: tan elegantes y lúcidas como lúdicas.
‘Utopia’
En Reino Unido también se han aventurado en la ciencia ficción de forma certera. Pasados casi dos años del primer y bizarro capítulo de ‘Black Mirror’, se estrenó ‘Utopia’. La distopía de Dennis Kelly murió de éxito en su segunda temporada.
Sin embargo, dejó un legado de estilo y tono transgresor. No solo por su violenta y asfixiante trama, sino también por lo formal de su puesta en escena. Su realización, el acting, su cromatismo básico y la partitura de Cristobal Tapia de Veer nos acompañan hacia extremos emocionales de pesadilla a lo ‘Donnie Darko’. Amazon la adaptó y suavizó, con poco resultado.
La única temporada del fracasado remake americano otorga a esta historia un aura de experimento de ficción maldito e intocable, como si el señor Rabbit anduviera suelto para boicotear el proyecto.
‘Years and years’
La producción de Russell T. Davies presenta otra suerte de ciencia ficción con una premisa que bien parece inspirada por la aclamada resolución de ‘A dos metros bajo tierra’. Nos presenta un ‘Black Mirror’ familiar y acelerado en el tiempo. Para terminar de aderezar la receta, la propuesta de tecnología distópica de integración entre máquinas y humanos se combina con una buena dosis de opresión ‘orwelliana’.
El resultado hipnotiza. Es complicado no vernos reflejados en la realidad paralela que plantea esta producción con un reparto que encabeza Emma Thompson. Al mismo tiempo, invita al peligroso juego de adivinar si algunas de las temibles especulaciones que dispara nos acompañarán en los años venideros.
‘Los informáticos’
No todo iba a ser tensión, suspense y asfixia. Si algo nos cuenta la tradición audiovisual inglesa, es que su humor es único. ‘Los informáticos’ (‘The IT Crowd’) es una digna heredera del legado de comicidad del país.
Sus cuatro temporadas alcanzan la anterior década y dejan con ganas de más sitcom. Graham Lineham, conocido por anteriores producciones como ‘Father Ted’ y ‘Black Books’, bombardea la cruda realidad de cualquier centro de trabajo inglés a base de frikismo y surrealismo. Y lo que tiene más mérito: es potable para el estómago de la gran mayoría de adultos. ‘Los informáticos’ dejó tras de sí decenas de situaciones, gags, runnings y grandes momentos de esos que nos gusta compartir sin parar.