Las muertes más salvajes en ‘Vikings’: ¿preparado para verlas todas?

/ 18 noviembre, 2019

Llamarlo “impactante” es quedarse bastante corto. ‘Vikings’ es un espectáculo que, ya en su piloto, aperturaba con una batalla de hachas rajando cráneos como melones de temporada y derramando sangre como quien riega la tierra. Cuerpos magullados, pisoteados y cercenados son la moneda de cambio en la gran serie de History Channel. Pero algunas muertes impactan más que otras.

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Hablar de ‘Vikings’ es hacerlo de un ballet brumoso, un ambiente alucinado de sonrisas sanguinolentas que, aún en su quinta temporada, se conserva intacto.

Con tanto material donde elegir, nos ha costado hacer la selección. Pero aquí están: hemos recopilado las 11 ‘mejores’ muertes de este espectáculo épico. Huelga decir que este artículo está atiborrado de spoilers. Que las disfrutes. O no. Abstenerse estómagos sensibles.

Jarl Borg (interpretado por Thorbjorn Harr)

Y nada mejor para abrir boca que recordando la muerte más salvaje de todas. Mitad mitología, mitad realidad, se cuenta que este tipo de castigo sacrificial solo se ejecutaba contra los peores enemigos.

La guinda de un pastel bermellón que consiste en colocar al sujeto boca abajo, al que se le han cortado los dorsales y quitado la caja torácica para sacar los pulmones. Estos cuelgan como alas y la víctima se asfixia sin el apoyo del diafragma. Una salvajada conocida como “águila de sangre” y el destino de Jarl Borg, uno de los muchos traidores de Ragnar durante la segunda temporada. Otras series como ‘The Terror’ han emulado con acierto dispar el impacto de ver algo semejante en pantalla.

Athelstan (interpretado por George Blagden)

Floki siempre idolatró a Ragnar, lo consideró un gurú a quien seguir a pies juntillas. Por eso, cuando Ragnar se encariñó del cristiano Athelstan, incluso atendiendo a los llamados de su religión, sintió celos. Su condición de mano derecha se saldó muy cara: el erudito murió a manos de un Floki fuera de sí, a finales de la tercera temporada.

Tal fue el vínculo de unión que, aun así, el personaje siguió presentándose en los sueños de Ragnar, guiando sus pasos, como apariciones divinas. Y nosotros, los espectadores, perdimos a un hombre lleno de bondad.

Ragnar (interpretado por Travis Fimmel)

La muerte más llorada, postergada y cuidadosamente orquestada sería, sin duda, la del protagonista de la serie. Cuando Ragnar muere, con él se va el tono solista de esta gran orquesta. Podemos decir sin temor a equivocarnos que existe una ‘Vikings’ antes de y después de su fallecimiento.

Tras un largo cautiverio, Ragnar decide cómo quiere morir: permitiendo que su hijo Ivar salga con vida. El Rey Ecbert acepta y la tierra de Wessex sirve de cementerio para el gran vikingo. Ragnar es arrojado a un pozo, un cubículo lleno de serpientes venenosas. Mientras el frenesí tóxico apaga su respiración, aún se revela una venganza: su hijo atacará al Rey, ebrio y entristecido por tener que dar fin a su némesis.

Rey Ecbert (interpretado por Linus Roache)

Porque si algo define al vikingo es su sed de venganza. Y así, una avanzadilla se encuentra con Ecbert aislado, en su castillo completamente vacío tras su orden.

Pero que nadie se precipite. Ecbert es monarca por algo: no solo negocia su muerte, un suicidio ritual, sino que se toma la libertad de hacer un intercambio de tierras ilegales para calmar los ánimos con los familiares que deja detrás. Una jugada maestra con papel mojado.

Sigurd (interpretado por David Lindstrom)

Quizás, una de las muertes más impactantes, por inesperada. El clima de tensión entre los distintos hijos de Ragnar era evidente pero, esta vez, una pelea sencilla con insulto capacitista no iba a terminar en simple regañina.

Ivar interpretó las palabras de su difunto padre como un credo y se erigió como legítimo líder, como heredero de un imperio. Y así comenzó a actuar, con despotismo: tras una breve conversación lanza un hacha al pecho de su hermano Sigurd y este cae como un árbol recién talado.

Sigvard (interpretado por Suurballe Morten Sasse)

Por el contrario, esta fue una de las muertes más celebradas. El despiadado segundo esposo de Lagertha pasó meses maltratando física y psicológicamente a una mujer que prácticamente fue tomada como moneda de cambio.

Sigvard quiso remarcar su estatus mandando a varios de sus hombres para violarla y apalizarla. El resultado fue distinto: al primero, Lagertha le clavó un cuchillo en el ojo. Y el segundo, tomado como rehén sirvió para avanzar entre las filas y recuperar el respeto que merecía la valkiria. Tras un golpe organizado en secreto, no tardó en erigirse como nueva reina de su pueblo. ¿Sigvard? Decapitado por su propio sobrino, Einar, harto también del trato áspero del Conde de Hedeby.

Aslaug (interpretado por Alyssa Sutherland)

La gran princesa capaz de predecir el futuro no fue capaz de augurar su desenlace. Viuda de Ragnar —segunda esposa, recordemos—, la venganza de Lagertha no se saldó hasta la cuarta temporada, cuando aprovechó una Kattegat ‘desreinada’ para irrumpir y saldar cuentas. Aslaug gritó maldiciones, una futura venganza por alguno de sus cuatro hijos, que también son los de Ragnar. Por suerte, este momento no ha llegado. Aún.

Kwenthrith (interpretado por Amy Bailey)

Y de reina en reina y tiro porque me toca. Kwenthrith, líder de Mercia, fue una mujer torturada por los desmanes crueles de un rey Ecbert demasiado audaz.

Inestable como una Juana I de Castilla intentó asesinar al rey mientras dormía, harta de la influencia que proyectaba a su hijo. Un desastre que su amante, Judith, pudo contemplar y evitar. Ecbert hace suyo el puñal y, mientras lo clava en el pecho de Kwenthrith, susurra entre lágrimas un perverso “mira lo que me has obligado a hacer”, mientras la sangre gotea y la escena funde a negro.

El rey Horik y su hijo Erlendur (interpretados por Donal Logue y Edvin Endre)

Hacemos doblete con esta familia maldita. El rey de los daneses siempre tuvo clara su meta: acabar con Ragnar, reconocer su poder para terminar usurpándoselo. Envenenado por su esposa Siggy, su corazón detenido a manos del propio Ragnar no le dio muchas posibilidades de culminar el objetivo.

Ya en la cuarta temporada, su hijo, jurando venganza, se unió a Kalf para espiar y asesinar a Bjorn, primogénito de Ragnar. Bjorn, digno heredero de su padre, se olió la tostada y raptó a Torvi como símbolo de potestad. Contra todo pronóstico, Torvi reconoció a Bjorn como hijo de los dioses, se enamoró de él y disparó a Erlendur con una ballesta, cancelando cualquier posibilidad de omertá.

Rey Aelle (interpretado por Ivan Kaye)

Y culminamos con otra muerte similar a la primera, algo menos grotesca visualmente, pero no por ella menos violenta. El Rey Aelle, artífice final de la muerte de Ragnar, envidiaba el poder y la admiración que provocaba el rey Ecbert. Nunca tuvo bastante con su rol de segundón. Una codicia que le costó cara.

En su arrogancia, pensó que vencería a los vikingos, pero sus tropas cayeron rápidamente, aplastados como una galleta y Bjorn decidió que, entre crucificarlo y hacer la mítica águila de sangre, se quedaría con lo segundo. Tras ser arrastrado por un caballo. Colgado como un jamón, su final fue equivalente al dolor que sintió Bjorn al toparse con la que sirvió de tumba a su amado padre.

Imagen de cabecera | Promocional oficial de la cuarta temporada de Vikings

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