Todo lo que ‘Juego de Tronos’ tiene que decirnos antes de morir

Bran, en el bosque de los dioses.
/ 22 abril, 2019

El famoso invierno de ‘Juego de Tronos’, ese que siempre amenazaba con llegar, se ha ‘personado’ ante las puertas de Invernalia. Pero este es un invierno que nadie en los Siete Reinos ha vivido jamás.

Los que se han unido a la causa contra los muertos se enfrentan en este capítulo a la inminente llegada de la muerte. Literalmente. Analizamos todo lo que ha dado de sí ‘Caballero de los Siete Reinos’, el segundo capítulo de esta última entrega de ‘Juego de Tronos’, que podemos ver en Movistar Series a través de Orange TV.

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Bran, en el capítulo 8x02 de 'Juego de Tronos'

El regreso de la Hermandad a Invernalia supone, para todos, asumir una trágica realidad. Y lidiar con ella; cada uno a su manera. Ahora que los defensores del Último Hogar ya han pasado a formar parte del ejército de los muertos, a los vivos solo les separa una noche de una posible muerte. Es la última vigilia para todos los habitantes provisionales del castillo, el más concurrido de la zona. La última guardia de los hermanos de la noche.

En realidad, no solo es la última noche para todos ellos, sino para el mundo. La última, antes de “la noche sin fin”.

Es la estrategia del Rey de la ídem: instaurar el invierno definitivo y destruir el mundo de los vivos. Reinar, mientras otros se preocupan por ocupar otro trono. Pero no podrá hacerlo mientras alguien, como el cuervo de tres ojos, que todo lo vio y todo lo ve, recuerde.

Basta que una única persona conserve ese recuerdo del mundo de los vivos para que este no desaparezca en la oscuridad de la noche infinita. Una bonita metáfora de la muerte, como señala Sam. Se muere definitivamente cuando el último de los que te sobreviven te olvida.

Aunque ya sabíamos que Bran había pasado a ser imprescindible en la resolución de la historia, ahora entendemos aún mejor su papel en ella. Frente a la estrategia de los muertos, la de los vivos será usar al cuervo de tres ojos, la memoria del mundo y, por tanto, el objetivo principal del Rey de la Noche, como cebo.

Tienen armas, dragones y un ejército poderoso. Pero lo mismo podemos decir de los muertos. Además, como afirma Jon es en ese discurso antes de la batalla definitiva, ellos no se agotan, no sienten. Y no aman.

Cómo enfrentarse a la muerte… o al después

Si este ha sido un episodio fundamentalmente triste se debe a esa constante amenaza de la muerte, acechando tras cada conversación. Saber que en cualquier momento los cuernos pueden sonar anunciando la llegada del ejército de los muertos ha hecho mella entre el grupo de Invernalia.

Hay quien se enfrenta a su aciago destino con una buena dosis de humor negro, como Tyrion. Con su sarcasmo habitual, bromea con la posibilidad de matar a Cersei, aunque sea una vez transformado en un zombi:

“Tal vez cuando muera marche sobre Desembarco del Rey y la despedace”

Tyrion Lannister / sobre su hermana


Sansa y Daenerys intentan resolver sus rencillas sincerándose. Lady Stark expresa en voz alta sus dudas: que el romance entre Jon y Danny es de lo más inoportuno. Como ya comentamos cuando analizamos ‘Reuniones de Invierno’ recordando la advertencia que le hiciera Aemon a Jon: el amor puede ser un obstáculo cuando se trata de hacer lo correcto.

Aunque Sansa lo resume de una forma mucho más simple: Los hombres hacen tonterías por las mujeres. Daenerys intenta ganársela haciéndole ver que es ella la que ha abandonado su propia lucha para unirse a la del Norte. Pero un abismo vuelve a abrirse entre ambas cuando Sansa pregunta qué será del Norte después. Una pregunta para la que aún no hay una respuesta.

Porque tampoco está tan claro que vaya a haber un después, como matiza (¿advierte?) Bran en esa conversación con el “viejo amigo” al que esperaba. Jaime se enfrenta a todos sus fantasmas a lo largo de este capítulo. E intenta redimir todos sus errores.

Jaime en el capítulo 8x02 de 'Juego de Tronos'

Una catarsis en cinco pasos que empieza al presentarse ante la Reina legítima como el hombre que mató a su padre. Suerte que Tyrion y Brienne interceden por él y Jorah hace lo propio por la mano de la Reina, cuando esta pierde su confianza en él, una vez descubierto el engaño de Cersei.

La redención continúa con una disculpa innecesaria ante Bran (lo que pasó así debía pasar, era parte del viaje iniciático del joven Stark) y con una conversación muy sincera con su hermano, en la que ha de enfrentarse a su realidad: durante mucho tiempo, ha amado a un ser despreciable.

Y termina con un acto de justicia poética (y feminista): nombrando ‘Ser’ a Brienne de Tarth, entre los entusiastas aplausos de Tormund y de los asistentes a esa improvisada fiesta preapocalipsis en los salones de Invernalia. Ellos han protagonizado uno de los momentos más emotivos y entrañables de la noche. Una última ocasión para sonreír antes de llorar.

Otros personajes, como Arya, deciden que es el momento de completar la lista de “cosas que hacer antes de morir”. Ya que todo apunta a que no podrá hacerse cargo de la otra lista (la de gente a la que matar), resuelve que ha llegado el momento de vivir otras experiencias, por primera y tal vez última vez.

Arya, esa niña a la que hemos visto crecer, se ha convertido oficialmente en adulta y ha consumado con Gendry ese romance en ciernes que ya nos habían insinuado. Otra historia de amor, la de Missandei y Gusano Gris se sigue tejiendo con planes sobre un posible futuro juntos en Naath. Es el poder del amor: quien está enamorado mantiene la esperanza de seguir vivo. Porque, además, es una razón más para luchar.

El principio del fin

A ‘Juego de Tronos’ le quedan dos telediarios. Cuatro capítulos, concretamente. Aunque siguen sin regalarnos esos largometrajes que prometieron para la última temporada, incluida la mayor batalla jamás rodada. El ritmo se antoja lento teniendo en cuenta lo cerca que está el desenlace. Y 55 minutos siguen pareciendo escasos para tanto que contar.

Pero esa aparente calma termina al fin. O eso parece, ya que el capítulo acaba con la trascendental confesión de Jon a Daenerys, que, de momento, ella no parece asumir mientras un oportuno cuerno suena, quedando la importante conversación “reino yo, reinas tú” pendiente de resolución.

Desde las almenaras de las torres de Invernalia ya se divisa al ejército de los muertos. El invierno ha llegado y puede que para siempre.

¿Danzarán los fantasmas de Jon y los demás en el castillo, como Jenny en esa canción popular?

Mención especial merece la intervención de ‘Florence and the Machine’ interpretándola, para acompañar a los créditos de cierre y dejar a los espectadores con esa sensación de inquietud en el cuerpo.

Imágenes | IMDb/Juego de Tronos (1), (2) y (3) © HBO

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