Fernando León de Aranoa: “Yo he sido el peor jefe que nunca he tenido”

/ 22 febrero, 2022

Nada menos que seis premios Goya ha logrado ‘El buen patrón’, película de Fernando León de Aranoa en la que Orange ha puesto su grano de arena. Hemos tenido la oportunidad de hablar con el director, una persona comprometida con el cine más reflexivo

Fernando León de Aranoa y su ‘buen patrón’ llegan a ‘Los Felices Veinte’

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Dos décadas han pasado desde que León de Aranoa rompiera la taquilla nacional con una película un tanto alejada del entretenimiento más comercial y que apostaba por hacer pensar acerca de una cuestión tan peliaguda como el paro y la exclusión social. Su nombre: ‘Los lunes al sol’. Ahora, con ‘El buen patrón’, disponible en Orange TV, regresa al tema desde otro punto de vista y lo hace compartiendo protagonista, un soberbio Javier Bardem que consiguió nada menos que su sexto Goya.

Una carrera marcada por la reflexión

‘Los lunes al sol’ y ‘El buen patrón’, nos cuenta León de Aranoa, abordan la situación laboral desde dos ángulos muy distintos. En la primera, la acción se centraba en un grupo de trabajadores del sector naval con una fuerte conciencia de clase que se enfrentaba al desempleo desde la lucha y la solidaridad. 

Dos décadas después, ‘El buen patrón’ trata el tema con otro enfoque: desde la empresa en la que el hermanamiento no existe, con relaciones abusivas y que se presentan como más personales, pero no son más que un pretexto para mejorar el beneficio de la empresa. También trata cómo se ha perdido el sentimiento de solidaridad entre los empleados y cada uno rema en su propio bote. “Estas dos décadas me han servido para reflexionar acerca de qué ocurre cuando el compañerismo no existe”, señala el director.

Y es que el pensamiento pausado ha marcado el cine del realizador madrileño desde que debutara en 1996 con ‘Familia’, en la que ya abordaba las relaciones de poder entre las personas. “El cine es una manera poderosa de contar las cosas y de representarlas. Siempre sirve como forma de análisis, exploración y conocimiento. Y sirve además para uno mismo. Aprendo muchas cosas al hacer películas, ya que hay un proceso de documentación y esto sirve de reflexión. Si tienes inquietudes, ahondas en ellas, las estudias y las vuelcas, y el espectador las recibe para poder tener una base sobre la que reflexionar y pensar”, afirma el cineasta madrileño.

En este sentido, no pierde la oportunidad de recomendar una película que le marcó profundamente cuando estudiaba cine: ‘Macarrones’, del italiano Ettore Scola. “Me interesa la manera que tiene de acercarse a los personajes y lo que cuenta sobre la naturaleza humana, su humor y su ternura”, explica. 

El humor hace acto de aparición

En ‘El buen patrón’, León de Aranoa reflexiona sobre las mecánicas de poder que se establecen en el mundo laboral, un universo en el que jefes y subordinados se mantienen en una fricción constante. ¿Ha sufrido a algún jefe especialmente duro? “Posiblemente, yo he sido el peor jefe que jamás he tenido. No me he cruzado con muchos jefes más pesados, más exigentes y que me hayan hecho trabajar tantas horas como yo mismo. Pero es un trabajo de pasión, y lo que tiene de creativo se impone al esfuerzo. No recuerdo quién decía ‘Uno no hace películas, se muda a vivir en ellas’. Yo soy esa persona”, explica, entre risas. 

En cambio, ¿qué debe tener un patrón para ser una figura ejemplar? “Cualquier jefe debe tener una relación de respeto y empatía con sus trabajadores. Tanto en mi papel como jefe o subordinado es algo que siempre he intentado que exista, aunque haya habido momentos que no siempre fuesen los mejores”, señala León de Aranoa.

Mejores o peores, la carrera del director madrileño se ha mantenido constante gracias a la pasión, la creatividad y el tesón. Sin embargo, hay algo que ha cambiado en su última película: “En esta ocasión he intentado buscar el humor dentro de la historia que cuenta ‘El buen patrón’. No uso la palabra ‘comedia’ de manera deliberada para definir mi última película porque es difícil de encasillar y no se adscribe a un género determinado. Es una historia que tiene mucha aspereza y drama. A medida que escribía la historia, me fui dando cuenta de que cuanto más drama tenía, más humor y brillo debía aportar. Una de las cosas de las que más estoy orgulloso de mi última película es que, precisamente, la mezcla explosiva entre comedia y drama funciona”.

Una tercera vía entre lo comercial y lo autoral

Una mezcla que ejemplifica de manera evidente el cine que más atrae a León de Aranoa: “Me interesa un cine que se encuentra justo en medio de las propuestas más comerciales y de cine de autor. En esta industria nuestra hay cabida para todos: para el entretenimiento puro y duro y para las propuestas más reflexivas. Yo me inclino a contar historias que, además de entretener, dejen ‘poso’ en el espectador. El problema está en que el entretenimiento llega con tanta fuerza a las salas y con tantas copias que deja menos espacio para el cine más autoral y pequeño”.

Y la intervención de Orange supone un soplo de aire fresco para este tipo de propuestas. “La entrada de Orange en la producción de la película es lo que nos permite hacerlas. Sin ellos, y sin otras vías de financiación como Radiotelevisión Española o TV3, simplemente no existirían. Contribuyen a que existan este tipo de películas y soy consciente de que es más sencillo apostar por el puro entretenimiento”, señala el director. 
Para terminar, León de Aranoa echa la vista atrás: “Al joven León de Aranoa que dirigía ‘Familia’ hace casi 30 años le diría que siguiera siendo igual de exigente y persistente como en el rodaje de esa película. Durante mi trabajo de debut se me presentó una dicotomía muy clara: una que era evitar el conflicto y ser más acomodaticio, y otra pelear por la película que yo había imaginado, a sabiendas de tener fricciones con la producción y con los diferentes miembros del equipo. Esto lo vi muy pronto durante los ensayos y aposté por la segunda vía. Desde entonces siempre he trabajado así, desde la exigencia de ser consciente que realizar una película es un privilegio absoluto que no se puede desaprovechar. ¡Ah! Y no perder la inocencia y la ingenuidad a la hora de hacer cine”.

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