‘Love Alarm’, la megaevolución del Tinder que podría aterrarnos

Love Alarm, una app ficticia y una serie de Netflix
/ 15 octubre, 2019

Netflix es una caja de sorpresas. Y para muestra, su apuesta por los ‘k-dramas’ (dramas coreanos) como ‘Love Alarm’.

Este serial, la primera producción coreana original de la plataforma —y basado en una webserie de animación— combina los ‘superficiales’ dramas juveniles propios de una serie de instituto con la profunda reflexión acerca de la inmersión de la tecnología en nuestras vidas y del poder que se le concede.

Todo ello a partir de la aparición en el presente (y en Seúl) de una novedosa aplicación para declararse y medir el amor.

Aviso a navegantes: todo esto es sobre lo que nos advierte ‘Black Mirror’

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‘Love Alarm’: si te gusta, haz sonar su alarma

Vivimos en la era de la exposición absoluta: todo lo que se piensa se dice en Twitter. Lo que se come —y se queda frío buscando el filtro adecuado— se ‘postea’ en Instagram para conseguir likes con los que alimentar la autoestima. Se busca pareja, no desde la intimidad que da el descubrirse con los ojos, sino desde el otro lado de una pantalla y públicamente.

Por eso la aplicación Love Alarm no solo no desentonaría en un universo real. Parece la evolución lógica que se espera de una aplicación similar a Tinder; mejor aún, como si Tinder se trasladara al mundo real y pudieras hacer swipe en el aire al paso de la persona que te atrae o conseguir un match tridimensional.

https://www.youtube.com/watch?v=8sXTfzaLmiQ&t=9s

Solo que en este caso la app se declara por la persona. Porque al instalarse se sincroniza con el corazón del usuario y le pone un sonido a lo que siente. Cuando alguien que le atrae mucho está en un radio de diez metros, la aplicación manda una señal haciendo sonar la alarma de su cuelgue (ya no) secreto que recibe este mensaje:

Alguien te quiere a menos de 10 metros

La aplicación encuentra en los adolescentes su target ideal. Son jóvenes, tímidos e inexpertos. Por eso se dejan seducir por las ventajas de Love Alarm. Su inocencia les lleva a tomarlo como un juego. Solo es otra forma de tontear en la que una alarma sustituye a un cruce de miradas.

Y aunque sea ficticia, su influencia nos recuerda a la que tienen hoy en día las redes sociales y las aplicaciones para ligar. El espacio virtual se convierte en el espacio en el que muchos jóvenes se desarrollan emocionalmente, se relacionan y se conocen. Es su hábitat natural. Sin embargo, en internet no todo el mundo es quien dice ser. Tras una máscara —un avatar, una foto de perfil— puede esconderse cualquiera.

https://www.youtube.com/watch?v=4TxqRyTdyCQ

Convivir con la tecnología pasa por entender todas sus facetas. Lo útil que puede ser y, al mismo tiempo, lo potencialmente dañina que puede resultar si se usa con otros fines —como el cyberbulling— o si se le permite invadir todo el espacio personal y robarnos el tiempo que podríamos dedicar a cuidar de las relaciones con las personas de carne y hueso en lugar de practicar el phubbing; o prestar más atención al móvil que a lo que pasa alrededor, por importante que sea.

Por eso Orange trabaja desde el espacio Por un uso love de la tecnología para aportar información, asesorar y aconsejar para saber qué espacio debe ocupar la tecnología y cómo relacionarnos gracias a ella de una manera sana, tanto a los jóvenes como a sus padres.

Cuando la tecnología toma el poder

https://www.youtube.com/watch?v=Yh7PNUGxihU

Como cualquier progreso tecnológico, siempre es un avance. Aporta una herramienta, otra forma (más inmediata, más digital) de hacer las cosas. De romper el hielo. El problema viene cuando se impone como la única forma. Cuando se renuncian a cosas buenas, en pos de la comodidad y la practicidad.

Porque resuelto el misterio, una vez que suena Love Alarm ya no hay espacio para la fantasía. Si te gusta alguien y no hace sonar tu alarma al pasar, dejarás de soñar despierto. Obviando que quizás, en el futuro, hubiera podido funcionar. Si haces sonar su alarma, adiós a meses de excitantes flirteos, de interpretar señales, de fórums con los amigos para decidir si le gustas o no vividos con la misma pasión que si fuera un debate de candidatos a presidente.

La ficción también pone el dedo en la llaga mostrando los devastadores efectos emocionales que tiene en algunas personas el hecho de que nunca les haya sonado la alarma. Para ellos, la aplicación es un continuo recordatorio de su ‘fracaso’. En este sentido, la app es tanto una medida de amor como un regulador de la autoestima.

Siguiendo la estela de ‘Black Mirror’

La app ficticia Love Alarm

La serie aún da un paso más al plantear, con un salto en el tiempo, las consecuencias a largo plazo de la implicación de Love Alarm en la vida de la gente: llega a ser la única forma de demostrar el amor y también de sellarlo, colándose entre los ritos surcoreanos de boda. Asistimos también en el futuro a la evolución de la aplicación que termina siendo una suerte de Cupido que elige por ti, como en el universo que Charlie Brooker recrea en ‘Hang the dj’, en la cuarta temporada de ‘Black Mirror’.

Recordemos, es ese capítulo en el que un complejo sistema empareja a las personas basándose en el análisis de sus relaciones que tampoco ellos eligen. Paradójicamente, tendrán que rebelarse contra la tecnología y dejarse guiar por sus instintos para que triunfe el amor. El mensaje no puede ser más claro: más que tecnificar la vida, hay que humanizar la tecnología.

‘Hang the DJ’ y la trama de ‘Love Alarm’ tienen mucho en común: en ambos escenarios, los humanos se han rendido a la tecnología. Ya sea porque se han cansado de tener que tomar las decisiones en su vida amorosa (y/o equivocarse), por timidez o porque ya están acostumbrados a vivir más en el espacio virtual que el real, confían en una aplicación para que les conduzca hasta el amor de su vida.

En cierto sentido, Brooker también aboga “por un uso love de la tecnología”. Porque si algo nos ha enseñado con sus fábulas distópicas es que un mal uso de esos avances (o un uso mal entendido) es el único que puede transformar progreso en retroceso.

Fotos | © Netflix

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