Gamberros del mundo, Rick y Morty es vuestra serie

/ 12 marzo, 2018

Según las votaciones populares, Rick y Morty es considerada la segunda mejor serie de animación de la historia. Solo la supera una a la que debe mucho: los Simpsons. En píldoras de 20 minutos, estos dos tarados han vivido chifladuras propias de un Lewis Carroll peleado con los directores de la revista MAD.

Si no la has visto, no te preocupes. En PopTV tenemos un concurso con el que podrás llevarte las dos primeras temporadas por la patilla y ponerte al día con el universo más desquiciado de la ficción televisiva —con permiso de Dirk Gently’s—. Cualquier oportunidad va bien servida.

Para quienes no sepan de qué estamos hablando, imagina mezclar Futurama con The Simpsons. Una combinación de space opera llena de locas aventuras con una sitcom de escala menor pero idéntica perversión. Rick Sánchez es el típico científico loco, un jubilado alcohólico que arrastra a su nieto a cualquier travesía.

Morty, por su parte, es bastante más noble. Su abuelo no quiere que se convierta en un estúpido como el hijo y lo somete a una especie de aprendizaje acelerado. El precio a pagar es bastante alto: Morty nunca llevará ya una vida normal y corriente. Excepto en ese capítulo en el que un Morty malo somete a Rick a su voluntad mediante manipulaciones.

Gamberrismo con Rick y Morty

Uno de los mayores logros de Rick y Morty es, de hecho, su mala leche sin filtro. En la serie no hay temas tabú. El mal endémico brota del pecho como un alien. Son habituales las jugarretas entre compañeros, enemigos e incluso familiares. Puro gamberrismo.

Se maldice sobre la religión, el sexo, la paternidad y cualquier otra cosa. En serio, se dicen muchas palabrotas. Así que cuidado con los niños. Y se tratan temas como el suicidio, el acoso sexual, el aborto o la toxicidad de las relaciones sin el menor catalizador sepia para suavizar realidades. Sin medias tintas.

Parodia mordaz de la telebasura

En una estructura similar a South Park, Rick y Morty disfrazan sus aventuras idiotas de crítica feroz. Lo suyo no es un ejercicio del absurdo, sino una lectura mordaz de otros compañeros de profesión, incluso del cine. Las referencias a veces se entrecruzan con forma de canales de televisión, explicitadas dentro de los “universos alternativos”.

Programas que retuercen los ejemplos más estúpidos de la telebasura y los convierten en programas reales —pero más estúpidos aún—. Nos gustan demasiado los programas de cocina, realities y otras vacuidades como para dejarla escapar en esta y otras dimensiones posibles.

El precio de la actualidad

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Que Rick y Morty sea una serie de ciencia ficción aparentemente superficial no significa que la pareja protagonista no sea absolutamente permeable a la actualidad. Pero a la manera de Padre de familia, sino con chascarrillos típicos de un hilo de Reddit o Twitter.

Los videojuegos han sido protagonistas más veces de las que recordamos. También las inquietudes por las redes sociales, la propia representación del yo y un buen puñado de películas clásicas, tan deformadas que te costará identificarlas.

El dolor que no tiene un caballo

Si preguntas a cualquier fan de la animación por el personaje más depresivo pero entrañable de la tv digital, Bojack Horseman saldrá en primerísimo lugar. Este caballo antropomorfo de casi 50 tacos transmite esa desazón, ese desaliento taciturno de quien lleva demasiado tiempo cabalgando en el afilado borde del cinismo.

Rick y Morty salvaguardan sus pensamientos más íntimos para ellos mismos. También son cínicos, pero de una manera más íntima. Se engañan el uno al otro para protegerse de ellos mismos. La ironía cáustica es dolorosa, pero más lo es que el espectador conozca mejor a esta pareja que entre ellos mismos. Esta fórmula juega con nuestra empatía como pocas series en la televisión.

Serie adulta incluso para los adultos

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Todavía encontrarás a quien diga que una serie, por ser de animación, ya posee connotaciones infantiles. Nada más lejos. Los puñetazos a la cultura pop van más allá de lo televisivo: hay mucha más literatura de la que imaginas.

En Rick y Morty podemos estar escuchando chistes de pedos y, a renglón seguido, disfrutar de una caricatura social propia de los ensayos sobre ciencia ficción más duros. Podemos ver incluso desdibujados planteamientos de filosofía o física cuántica entre momentos tan bobos como medirse las espadas. Además, cada cierto tiempo disfrutaremos de escenas postcréditos que le darán un giro loco a todo lo que llevamos viendo durante un cuarto de hora.

Secundarios de altos vuelos

Rick y Morty va mucho más allá de sus protagonistas. Dentro de la familia tenemos a Beth Smith, la hija de Rick, a Jerry Smith, padre de Morty, y a su hermana Summer. Summer, por cierto, es la hija mayor, así que tiene algo más de experiencia en la vida.

Y fuera de la familia tenemos a iconos como Personapájaro, el profe de mates de Morty o Squanchy, un gato alcohólico que puede dejar en ridículo la perversidad del propio Rick. Y fuera de todos estos, aún tendríamos a personajes históricos y a reformulaciones de los propios mitos pop.

Relato cíclico para mundo mutante

La de Rick y Morty es una estructura que ya se analiza como el monomito de Joseph Campbell. Esta parte de un modelo en apariencia sencillo: tenemos a un protagonista que anhela algo, es decir, que tiene un problema de acomodamiento. Para satisfacer este deseo toma una decisión arriesgada que le lleva a un cambio.

Tendrá, por tanto, que adaptarse a costa de cierto precio. Pero lo pagará gustoso para neutralizar su deseo. Al final se dará cuenta de que no es para tanto, asumiendo la futilidad de sus deseos, la intrascendencia de algunas decisiones y reconociendo que tales anhelos no eran tan trascendentales. Bajo este ouroboros los guiones se permiten piruetas imposibles, con momentos de verdadera demencia narrativa que, de alguna forma, se asumen como verosímiles dentro de la lógica interna de la serie.

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