Los protagonistas más originales a través de sus síndromes

/ 28 noviembre, 2017

Estamos de acuerdo en que uno de los principales motivos por el que nos enganchamos – o no- a una serie es por su protagonista principal. Su carisma, sus comentarios, sus acciones… pueden ser muchos los rasgos de su personalidad los que nos atraen. Incluso hay protagonistas que odiamos y, por eso mismo, nos llaman tanto la atención. Pero de entre todo el surtido de personajes que lideran su propia serie, hay un grupo especialmente interesante: aquellos que tienen algún síndrome raro y por lo que son, verdaderamente, únicos.

El último ejemplo de este tipo de personajes lo tenemos en la recientemente estrenada – y con mucho éxito- ‘The Good Doctor’. La ficción, que ya puedes ver a través de Orange TV, nos presenta a un joven cirujano que está a punto de ser contratado por un gran hospital. De hecho, la edad del médico contrasta con sus amplios conocimientos de medicina  que nos son revelados en los primeros compases de la serie. Pero hay algo en él que nos intriga, algo que parece hacerle especial. El chico es brillante sí, y demuestra tener una capacidad lógica y unos conocimientos fuera de lo común. Eso es porque el joven Shaun Murphy, interpretado por el genial Freddie Higmore, tiene el Síndrome del Savant.

 

Alguien especialmente dotado para las artes plásticas o musicales, una persona que recuerda fácilmente datos muy concretos de días específicos, un prodigio de las matemáticas que realiza cálculos complejos en su cabeza… todas estas personas son serias candidatas a tener el denominado Síndrome de Savant o Síndrome del Sabio, una condición mental que hace a su poseedor especialmente hábil en campos como los anteriormente mencionados. Es lo que le ocurre al doctor Murphy, cuya habilidad especial está muy relacionada con la memorización, la capacidad de medir distancias a ojo casi al milímetro y su capacidad de inventiva, talentos todos ellos que construyen el argumento de ‘The Good Doctor’.

Sin embargo, esta gran ventaja que hace al protagonista de una de las series de moda alguien muy especial, también le hace tener una personalidad introvertida, fruto del autismo que también padece. Aunque Savant y Autismo no tienen por qué ir juntas, en la vida real suelen darse en los mismos individuos, como consecuencia de una anomalía cerebral que los médicos siguen estudiando a día de hoy.

 

Cuando no entendemos al protagonista y él no quiere hacerse entender

Precisamente, una de las variantes del trastorno de autismo es el Síndrome de Asperger, conocido por dotar a quien lo tiene de una inteligencia privilegiada, pero también de una cierta dificultad a la hora de mantener relaciones sociales normales. Si al leer esta descripción te viene inmediatamente a la cabeza al doctor Sheldon Cooper, has acertado.

El protagonista de ‘The Big Bang Theory’ es uno de los más icónicos asperger de la pequeña pantalla pero no es el único; el Sherlock Holmes interpretado por el británico Benedict Cumberbatch es otro claro ejemplo de lo que este síndrome puede dar de sí: ambos son genios en su campo, tienen una gran capacidad analítica, una increíble memoria y sí, son incapaces de mantener una vida social ‘normal’ tal y como la conocemos la mayoría de los humanos. El síndrome de Asperger ha sido numerosas veces retratado tanto en series de televisión como en películas, eso es porque ofrece protagonistas muy originales y complejos, de los que sorprenden a cada paso. Es normal, algunos de sus síntomas nos dan excusas perfectas para plantear protagonistas a los que se odia y se ama a la vez.

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Pero si hay un personaje que encaja perfectamente en esa definición, es Michael Scott, el insufrible jefe al que da vida Steve Carell en ‘The Office’. Por si no lo conoces, el señor Scott es el típico jefe que se cree el tipo más gracioso del mundo, ese que siempre tiene que llamar la atención y ser el centro de todas las conversaciones. Y si no lo es, entonces trata, por todos los medios, de conseguir que el mundo se fije en él, ya sea sobreactuando o intentando provocar una reacción, a toda costa, en el resto de personas que le rodean. Este cuadro coincide con lo que los médicos denominan Trastorno Histriónico de la Personalidad, una condición que le viene como anillo al dedo al protagonista de ‘The Office’.

 

Cuando la personalidad deja de ser divertida

Aunque tal vez todos estos personajes que os hemos presentado sean molestos – y sus personalidades sean exageraciones de síndromes y trastornos reales-, todos coincidiremos en que nos resultan más o menos simpáticos. Pero no ocurre lo mismo con tipos como Dexter Morgan, el protagonista de ‘Dexter’ – que puedes disfrutar completa a través de Orange TV-, un asesino en serie incapaz de sentir emoción alguna.

Esa falta de empatía es un rasgo común en los peores asesinos de la historia – algunos de ellos reflejados en series como Mindhunter, la novedad de Netflix que trata sobre cómo funciona la mente de un asesino en serie.

Otro ejemplo lo encontramos en muchos personajes de la brutal ‘Fargo’. De las tres temporadas que ya tiene en su haber esta serie, nos quedamos con la figura de Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), alguien cuya incapacidad para sentir emoción humana alguna le convierte en uno de los protagonistas más aterradores que podemos ver en la ficción actual – si te atreves a verla, en Orange TV tienes las tres temporadas al completo-.

Esa falta de empatía, esa imposibilidad de sentir se resume en lo que los médicos denominan alexitimia. Aunque en la piel de estos personajes la alexitima parece una rareza que produce verdaderos ‘monstruos’, en realidad es un trastorno mental relativamente común, que afecta a una de cada siete personas y que se manifiesta de maneras muy diferentes: lo normal es que el individuo que lo sufre tenga ciertos problemas para expresar sus emociones, pero nada comparable a lo que vemos en la ficción. Afortunadamente.

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