‘Juego de Tronos’ se despide como solo ella podía hacerlo: con un intenso y sorprendente final

Así ha sido el 8x06 de 'Juego de Tronos', el último capítulo de la serie
/ 20 mayo, 2019

Hoy no es un lunes cualquiera. Toca asimilar que ‘Juego de Tronos’ se ha acabado para siempre. También tendremos que aceptar su manera de decirnos adiós con ‘El trono de hierro’.

Nos despedimos así de la serie que nos ha hecho vibrar durante ocho años, con un último análisis de lo que vimos (y sufrimos) esta madrugada en Orange TV, a través de Movistar Series.

Quedas advertido, si aún no sabes quién se ha sentado en el trono de hierro. La profecía del spoiler está a punto de cumplirse.

Una escena del 8x04 de 'Juego de Tronos' con Cersei y Euron

La lucha por el trono de hierro retoma su protagonismo en ‘Juego de Tronos’

Leer artículo relacionado

Daenerys, la breve

Caminando en silencio entre escombros y cadáveres, bajo una lluvia de ceniza. Así se enfrentan los supervivientes de la batalla de Desembarco del Rey a la que es su nueva realidad: Daenerys ha ganado y suyos son los Siete Reinos.

Aunque uno esté completamente en ruinas y no quede gente a la que gobernar. Solo muertos entre las piedras, como los que descubre Tyrion en la cripta, al ver esa mano de oro asomar entre la ruina. Todos necesitábamos ver esos cuerpos para creerlo.

Con sus planes de conquista “desde Invernalia hasta Dorne”, resulta obvio que Daenerys va a seguir con la estrategia de fuego y sangre.

La narrativa visual ha cobrado más importancia que nunca. La trama se ha apoyado en planos cargados de simbolismo y drama. Como el de la pareja de hermanos y amantes fundidos en un abrazo eterno ante los que Tyrion llora desconsolado. O Daenerys caminando hacia su discurso de la victoria, con las alas de Drogon desplegándose tras ella, convirtiéndola por unos segundos en un dragón.

Si quemar toda una ciudad no fue suficiente para dejar claros sus argumentos, con sus planes de conquista “desde Invernalia hasta Dorne” resulta obvio que Daenerys va a seguir con la estrategia de fuego y sangre. Más teniendo en cuenta que su único nombramiento es el de Gusano Gris como Maestro de Guerra.

Tyrion no puede tolerar el nivel de violencia de su reina y renuncia a su cargo, dejando caer su insignia de mano de la reina y regalándonos otro de esos expresivos planos. Elige su propio destino. Queda claro que su traición ha dolido a Daenerys, pero no hay clemencia tampoco para Tyrion, que acaba prisionero e intuyendo su final:

Traicioné a mi mejor amigo y lo vi arder. Ahora sus cenizas podrán decirle a las mías: «¿ves?, te lo dije»

Tyrion Lannister /

Daenerys se dispone a disfrutar de su momento enfrentándose a la visión —esta vez, real— del ansiado trono. Una escena que resulta ser casi idéntica a la que ya vimos en la segunda temporada, cuando tuvo aquella visión acerca del trono, en la Casa de los Eternos de Qaarth. Sin saber que veía su futura muerte. Una profecía que sí se ha cumplido. Y sí: resulta que nos habían ‘spoileado’ en nuestras narices el final y nosotros sin enterarnos. Así de genios han sido.

La ruptura de la rueda

Así ha sido el 8x06 de 'Juego de Tronos', el último capítulo de la serie

Apenas ha llegado al poder, pero ya se cierne una conspiración contra ella, en una conversación en la que Tyrion y Jon representan a esos espectadores divididos entre el amor y el reproche hacia la madre de dragones.

Tyrion demuestra entender mejor su naturaleza, pero no puede tolerar sus actos como justificables. Sus acciones solo justifican la ciega fe que Daenerys profesaba al que consideraba su destino desde niña. Los acontecimientos le fueron dando la razón. Jon entiende mejor que Tyrion ese ‘arranque de ira’, pero demuestra no conocerla tanto.

Por eso Tyrion es ese fan que siempre supo ver su parte oscura y que no entiende sus actos como los de una reina loca. Simplemente, confiaba en domar al dragón. Jon es el fan incondicional de Daenerys la salvadora. Por eso tiene sentimientos encontrados ante lo que (para él) es una transformación inesperada. Pero basta uno de esos elocuentes discursos de Tyrion para que Jon se enfrente a su terrible destino: acabar con la que ahora es la amenaza para el pueblo.

Hay veces que el deber es la muerte del amor

Tyrion Lannister /

Cuesta no empatizar con Daenerys en el momento en que le pide a Jon que gobiernen juntos, que crea en su plan. Sí, es un plan a largo plazo que implica más dolor, más muerte. Pero la clemencia le ha llevado a perder muchas cosas. No concibe otra manera de romper la rueda.

Jon sí. Y es lo más duro que ha tenido que hacer nunca: matarla. Porque ella, sin quererlo, ya es parte de ese sistema que intentaba derrotar.

Quien ha roto la rueda es Drogon. No solo la ha roto: la ha fundido.

El deber ganará esta vez al amor. Se jugaban mucho. Pero con su traición, Jon se juega la vida. Drogon no tarda en aparecer. No para matarle, sino para protagonizar el momentazo del capítulo. Desgarrado por la muerte de su madre, la emprende ‘a lo Dracarys’ con lo que él considera el auténtico culpable: el maldito trono. O eso nos dan a entender.

Quien ha roto la rueda es Drogon. No solo la ha roto: la ha fundido. Ha acabado con el símbolo de siglos de historia de Poniente. Ver todas esas espadas derritiéndose y deslizándose, como si fuera la lava de un volcán, es algo que jamás hubiéramos esperado. Además de una bonita metáfora para despedirse: este sistema está caduco y hay que empezar de cero. También ha sido una sorpresa que saliera volando con el cadáver de su madre, aunque así lidian con el inconveniente de que, según el pacto de ficcionalidad establecido, no podrían haber quemado su cuerpo.

Bran el Tullido, el primero de su nombre

Así ha sido el 8x06 de 'Juego de Tronos', el último capítulo de la serie

Romper la rueda significa que los gobernantes dejen de jugar la carta del destino. Ese que envenenó la mente de Daenerys, según Tyrion. Romper la rueda es establecer nuevas normas; normas justas. La historia más reciente ha demostrado que los hijos de los reyes no siempre son los más adecuados para gobernar. También, que se necesita consenso para avanzar y tomar buenas decisiones.

Por eso, tras la muerte de Daenerys y con una ciudad bajo el control de sus tropas, urge decidir quién será rey. Jon no es una opción porque está encerrado bajo las órdenes del Maestro de la Guerra. Y esto ya no va de quién lleva qué apellido. Los últimos representantes de todas las casas (incluidos los tres hermanos Stark) se reúnen en una suerte de consejo para votar y establecer algo parecido a la democracia y el final de los reinados por linaje.

Aunque alguien ya sabía para qué estaba allí.

Bran asume su nombramiento como todo en la vida: era donde debía estar y todo le ha conducido a ello.

Tras un patético intento de Edmure Tully de presentar su candidatura y una inocente propuesta de Sam (nada menos que unas ‘elecciones’) que es acogida entre burlas, como siempre es Tyrion, el más sabio, quien da con la respuesta. Si se trata de salvaguardar al pueblo y encaminarlo a un futuro mejor: ¿quién más adecuado que aquel que conoce toda su historia?

Así ha sido el 8x06 de 'Juego de Tronos', el último capítulo de la serie

El niño que sobrevivió a una caída mortal. Que después, convertido en tullido, sobrevivió más allá del muro. Que renunció a todo para ser el protector de la memoria de los Siete Reinos.

Bran asume su nombramiento como todo en la vida: era donde debía estar y todo le ha conducido a ello. Cuenta con el apoyo del consejo, aunque Sansa pone una condición: el norte será independiente. Por supuesto, Bran sabía que su hermana sería reina.

Pese a lo que ha hecho, Jon consigue librarse de la muerte. Su condena será volver a la Guardia de la Noche. Pero al llegar al Castillo Negro,Tormund le está esperando. Más tarde se unen a ellos el resto del Pueblo Libre y marchan juntos, más allá del muro. Ese ser taciturno que nunca quiso ser rey no podía haber tenido un final mejor. Lo sentimos cuando lo vemos adentrarse en los bosques, acompañado de los salvajes y de Fantasma. Porque aunque sea un Targaryen, es hielo lo que corre por sus venas, y no fuego.

Lo que no veíamos venir era tal cambio de paradigma: lo importante no era ganar el trono: era cambiar el sistema.

Tampoco Sansa podía esperar algo más satisfactorio que ser coronada Reina. Ni Arya, que por fin ha saciado su sed de venganza y se marcha en un barco a explorar el mundo. Tampoco Sam como Gran Maestre. Y menos Tyrion, como mano del nuevo rey y Bronn como consejero de la moneda y ‘Señor de los Altos Títulos’. Ni nosotros, en realidad. Visto lo visto, es un final feliz. Aunque no para los fans de Danny.

Llevamos años dándole vueltas a cientos de teorías sobre quién ocuparía el trono. Lo que no veíamos venir era tal cambio de paradigma: lo importante no era ganar el trono, era cambiar el sistema.

Mención especial a ese libro, ‘Canción de hielo y fuego’, que aparece al final. Como si George R. R. Martin se colara en el plano a lo Hitchcock, convertido en el Archimaestre que escribe sobre las grandes guerras de Poniente. Aunque, irónicamente, ignorando a Tyrion.

¿Y vosotros? ¿Qué pensáis de este desenlace?

Fotos | IMDb/Juego de Tronos (1) © 2015 HBO, (2) Photo by Helen Sloan – © 2019 – HBO, (3) Photo by Helen Sloan – © 2019 – HBO, (4) © HBO y (5) Photo by Nick Briggs – © HBO

Subir