El cuarto episodio de ‘Juego de Tronos’ ha puesto en evidencia que los muertos solo eran un mal menor y que aún quedan monstruos a los que batir.
Porque, aunque ‘La larga noche’ tuvo un final feliz (y épico), otro cierre, el de la serie, está aún por decidir. Véase: quién ocupará el trono. Y lo que es aún más importante, cómo conseguirá llegar hasta él.
‘El último de los Stark’ se ha traducido en 73 minutos más de historia de ‘Juego de Tronos’. Minutos que han cambiado para siempre el destino de muchos de los personajes. Que han demostrado que esta serie nunca dejará de sorprendernos. Una noche más, lo hemos vivido agarrados a los asientos y en Orange TV, a través de Movistar Series.
Ahora analizamos cada uno de esos minutos en búsqueda de pistas que arrojen algo de luz sobre el inminente desenlace, ‘desenmascarando‘ a los personajes y las frases clave del episodio. A continuación, ¡los spoilers!
La mañana después
Ha sido una larga (y oscurísima) noche para todos y toca hacer recuento de daños y seguir adelante con el plan. Esto pasa por despedir primero a sus muertos entre lágrimas, llamas y la promesa de honrar su memoria. Theon ha muerto como un Stark (así se lo reconoce Sansa en un gesto cargado de significado). Y Jorah, como lo habría hecho de poder elegir, acierta Jon.
Tras la desolación y la oscuridad de la muerte llega ‘la luz’ de un nuevo día y el momento de un banquete con el que reponer fuerzas. También, de paso, es tiempo de celebrar la victoria. Por unos instantes, durante la calma que precede a un nuevo desastre, hemos visto la felicidad en los ojos de esos personajes que dijeron al Dios de la Muerte «not today», mientras brindaban y bebían.
Y hemos comprobado cómo ha cambiado a algunos librar esa gran batalla. Otros parecen estar hechos de otra pasta.
Arya, por ejemplo, al no aceptar el título de heroína, aunque lo sea. Tampoco el de dama, ahora que Gendry ha sido nombrado Señor de Bastión de Tormentas (por gracia y astucia de la Reina, que contiene así a un posible enemigo, un Baratheon) y le ha pedido que sea su Señora.
Bran se desentiende de sus derechos sucesorios cuando Tyrion menciona que él es el último varón de los Stark y, por tanto, con derecho a convertirse en Señor de Invernalia. Ahora que aún hay una Invernalia que gobernar. El Cuervo de Tres Ojos le ‘aclara’, con una de sus enigmáticas frases, que él “vive más en el pasado”.
Daenerys se siente abrumada por la popularidad de Jon, más aún sabiendo que tiene más derecho al trono que ella
Jaime y Brienne han decidido celebrar la vida resolviendo esa tensión sexual entre ellos que venía de lejos. Para Brienne ha sido la primera vez. Para Jaime, la primera vez “con un caballero”. Y para Tormund, el primer desengaño amoroso.
Sin embargo, pese a que podrían ser felices juntos (y vaya si se lo merecen, después de todo), Jaime se rechaza a sí mismo por quién es y ‘esas cosas’ que hizo en nombre del amor. Por eso renuncia a su final de cuento en un castillo con Brienne y se marcha.
Quizás para acabar con Cersei para siempre, después de encontrarse con Bronn y su ballesta y conocer los planes que su examante tiene para él. Bronn les perdona la vida a cambio de Altojardín. Como este siga negociando, acaba en el trono.
Jon o Daenerys, esa es la cuestión
No hay tregua tampoco para quien tiene que soportar sobre sus hombros el peso del destino, quiera o no. Jon no lo desea y por eso asegura a Daenerys que seguirá hincando la rodilla por ella y renunciará al título. Sansa desconfía de la reina (ya lleva tiempo haciéndolo). Y Daenerys se siente abrumada por la popularidad de Jon, más aún sabiendo que tiene más derecho al trono que ella.
Está ansiosa por retomar su lucha por ese trono y en el Norte ella y su causa parecen eclipsadas por el carisma de Jon. Tampoco ayuda que Sansa la desafíe continuamente. Esta vez, intentando posponer la batalla contra Cersei.
Pese a que Jon la defiende, esa tremenda autoestima que siempre ha tenido la joven Targaryen comienza a hacer aguas, ante la fuerza que emana del que ella considera ya un obstáculo en su propósito. Se siente amenazada y rodeada de posibles enemigos.
Una brecha se abrió en el momento en que Dany supo quién era Jon en realidad. En este nuevo episodio, el espacio entre ellos es ya del tamaño de un agujero negro. Porque ella le suplica —y para una Reina orgullosa, no es fácil— que mantenga en secreto su verdadera identidad.
Pero Jon, como siempre, quiere hacer lo correcto: renunciar por su reina sin dejar de ser honesto con sus hermanos (ahora primos) sobre su origen.
Daenerys cree que la verdad les destruirá y le planta en la cara un ultimátum: a mi manera o nada. No sería la primera vez que renunciaría al amor por el que considera su deber. Tampoco es la primera vez que su ambición se dibuja como un esbozo de tiranía. Como una amenaza de crueldad. ¿Una pista sobre su destino final? ¿Perderá la cabeza por el poder?
Varys parece tenerlo claro. Él, que ha servido a muchos tiranos (incluido el propio padre de Daenerys), ha sido revelador en este episodio aludiendo a la salud mental de la Reina y a su carácter. Porque, según él, todos los tiranos juegan la carta del destino. Y el peligro de Daenerys es que está convencida de que “liberando al mundo de los tiranos” está persiguiendo el suyo.
Sin embargo, al eunuco le preocupa que sea ella la que acabe convirtiéndose en tirana por el camino. Por eso, pese a que eso signifique arder vivo por orden de la Reina, está dispuesto a traicionarla y apostar por Jon. Porque su carácter moderado (y su condición de hombre) lo convierten en la mejor opción para el pueblo, al que él se debe.
Por eso trata de convencer al leal Tyrion, quien más bien apuesta por un matrimonio bien avenido entre ambos. Pero Varys sabe bien que una relación entre iguales es imposible con Daenerys. La conoce demasiado bien. Y también sabe que su intuición no suele fallarle.
Las vidas que hay en juego
Es el momento de trazar una estrategia para derrocar a Cersei y de nuevo surge el mismo conflicto: cómo llegar hasta el trono evitando una matanza. Confían en sus nuevos aliados. Yara Greyjoy ha reconquistado las Islas del Hierro en su nombre y el nuevo príncipe de Dorne manda sus saludos a la Reina.
También esperan que al presentar un frente unido y a Cersei como la enemiga común de todos, el pueblo les apoye. Sin embargo, ni el frente está tan unido ni, quizás, Cersei sea la “única enemiga” para Daenerys. Todo aquel que se interponga en su camino al trono lo es. Parece que incluido Jon.
Sansa también, ahora que conoce la verdad. Ella y Arya convocan en reunión a los hermanos Stark en el Bosque de Dioses y Jon decide confesar por boca de Bran. Si Sansa ya tenía claro que no quería someterse a Daenerys, ahora tiene un argumento de peso que comparte con Tyrion:
¿Y si hay alguien mejor?»
Sansa Stark /
Los asesores de la Reina tratan de convencerla de no arrasar Desembarco del Rey, donde se dirige Jon después de despedirse, quién sabe hasta cuando, de Fantasma, Sam y Gilly (y su futuro hijo) y Tormund.
Hasta que Jon complete su misión de llegar hasta las puertas de la Fortaleza Roja con un ejército de norteños, dothrakis e inmaculados supervivientes, queda tiempo para una negociación.
Reencuentro de reinas
Para resolver el conflicto, Daenerys propone a Cersei una última oportunidad. Una posibilidad de rendición antes de morir y dejar a su pueblo en la estacada. En realidad, solo quiere limpiar su conciencia:
El pueblo necesita saber a quién culpar cuando el cielo caiga sobre ellos”
Daenerys Targaryen / a Cersei
Está claro que en el fondo no le importa cuántas vidas haga falta sacrificar si Cersei no quiere asumir por las buenas que su reinado ha acabado.
Mucho menos a Cersei, que utiliza a su propio pueblo de escudo humano. Con la excusa de ofrecerles protección intramuros y ganándose así su apoyo, se rodea de miles de almas para que ellas sean el obstáculo a eliminar en el camino al trono de «la usurpadora».
Varys se anticipa a ella. Sabe que esa será su jugada. Lo que no esperan a su llegada a Rocadragón es a toda la flota de Euron Greyjoy aguardando y con el escorpión de Qyburn preparado para matar dragones. Tampoco Daenerys esperaba perder a otro hijo. Rhaegar acaba cayendo abatido y hundiéndose en el mar, los barcos destrozados y Missandei, capturada por Cersei.
https://www.youtube.com/watch?v=_QNNC-bgGNA
Pese a todo, Daenerys se presenta ante las puertas de Desembarco del Rey, dispuesta a negociar antes de arrasar. Las manos de las monarcas tratan de llegar a un acuerdo, pero es imposible cuando ambas piden lo mismo. Cuando cada uno solo reconoce a su propia reina. Tyrion decide saltarse el protocolo y exponerse a su hermana, apelando a su humanidad y a su instinto maternal. “No eres un monstruo”, le dice. No cuando se trata de sus hijos. Y el que tiene en su vientre (el que ha colado a su nuevo amante) corre peligro si no cede.
Pero Cersei no tiene ningún problema en aceptar al monstruo que hay en ella. Para demostrar una vez más su poder, ordena a La Montaña decapitar a su rehén, Missandei, ante los ojos de unos horrorizados Daenerys y Gusano Gris. Una muerte tan dolorosa como trascendental porque, a juzgar por la expresión final de la madre de dragones, parece haber despertado a la bestia. Su furia, tras perder a otro de sus hijos y a su mejor amiga, está a punto de manifestarse en su máximo esplendor.
Una furia quizás alentada por el mensaje que Missandei le transmite, en Alto Valyrio, cuando Cersei le emplaza a pronunciar sus últimas palabras antes de morir:
¡Dracarys!
Missandei / a Daenerys, justo antes de morir
Fotos | IMDb/Juego de Tronos (1), (2), (3), (4) y (5) © 2019 – HBO