‘El chico que hackeó Twitter’, el esclarecedor documental sobre ciberdelincuencia adolescente

/ 17 mayo, 2021

El 15 de julio de 2020 un ciberataque sacudió las altas esferas digitales. Las cuentas de Twitter de personalidades como Joe Biden, Barack Obama, Bill Gates y Elon Musk habían sido hackeadas. ¿El responsable era el gobierno chino o tal vez una agencia rusa? Nada de eso. El autor se llamaba Graham Ivan Clark y tenía solo 17 años.

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Ahora el canal Odisea, disponible en Orange TV, estrena ‘El chico que hackeó Twitter’, un trabajo que desgrana las claves de este caso. Producido por ‘The New York Times’, se presenta el 17 de mayo a las 22:30 horas, coincidiendo con el Día Mundial de Internet.

El documental analiza, además, el inexplorado y peligroso mundo de la ciberdelincuencia adolescente. Y estudia cómo jóvenes internautas pasan de hacer pequeñas travesuras digitales a ejecutar atracos millonarios. Y todo desde el salón de su casa.

Pobre niño hacker

Los padres de Graham Ivan Clark se divorciaron cuando él era niño y, según contó a algunas de sus escasas amistades, su hermana y él se criaron en un ambiente complicado.

Quizá eso forjó un carácter explosivo y manipulador que encontró su vía de escape en internet, en los videojuegos y en los engaños que podía cometer impunemente. Clark es un estafador profesional con un largo historial delictivo que ahora ha salido a la luz.

A los 10 años se aficionó a la versión Hardcore Factions de ‘Minecraft’, en la que cometía pequeñas estafas. Bajo diferentes alias, como ‘Open’ y ‘OpenHCF’, vendía objetos especiales y cuentas de usuario con nicks populares. Una vez que su víctima ingresaba el dinero, Clark desaparecía. La investigación que ha desarrollado ‘The New York Times’ y de la que es fruto ‘El chico que hackeó Twitter’ desvela cómo Clark se jactaba de ganar 5000 $ mensuales.

Pronto aprendió a ocultar su verdadera identidad y moverse solo con nombres digitales que dificultaban el rastreo de sus acciones. Cuando tenía 15 años, se unió a OGUsers, un conocido foro para hackers, bajo el nombre de Graham$. Gracias a este site, se adentró en el mundo del dinero virtual y se labró una notable reputación como ladrón de criptomonedas a través de la estafa de SIM swapping, con la que accedía a las cuentas en línea asociadas a un número de teléfono para robar sus criptodivisas. 

Uno de sus golpes más famosos fue el perpetrado contra el inversor Gregg Bennett en 2019. Clark y sus compinches lograron sustraer 164 bitcoins, lo que equivaldría (en aquel momento) a más de 700.000 €. Aunque la jugada no le salió bien, pues el Servicio Secreto de los Estados Unidos logró recuperar la mayor parte de los bitcoins y alertó a Clark de que las autoridades ya estaban tras su pista.

 ‘El chico que hackeó Twitter’: cómo lo logró

Este hecho no frenó en absoluto su escalada delictiva. Según los informes judiciales y las pesquisas de la empresa de seguridad digital Echosec, contratada por ‘The New York Times’, tan solo dos semanas después de su encontronazo con el servicio secreto Clark comenzó a desarrollar el plan que le llevaría a protagonizar ‘El chico que hackeó Twitter’.

«Estoy retribuyendo a la comunidad. ¡Todos los bitcoins enviados a la siguiente dirección serán devueltos por duplicado!» fue el extraño mensaje que publicó la cuenta de Joe Biden y otros populares perfiles de Twitter como Kaney West y la cuenta corporativa de Apple. Una estafa que generó casi 100 000 € en bitcoins antes de que se descubriera. 

¿Cómo se llevó a cabo? La investigación judicial ha revelado que Clark logró convencer a un trabajador de Twitter de que era un compañero del departamento de informática para que le diera acceso al portal de servicio de cliente de la empresa. Una vez dentro, comenzó a enviar los tuits falsos en los que pedía que se le enviasen las criptomonedas. 

Aunque Clark fue señalado como autor intelectual del delito, contó con la complicidad de tres miembros de OGUsers que también han sido encausados. Se trata de Mason Sheppard, de 19 años y procedente de Reino Unido; Nima Fazeli, de 22 años y residente en Orlando (Estados Unidos), y un tercer compinche del que no se ha desvelado la identidad por ser menor de edad.

El ciberdelito no debe quedar impune

El 31 de julio de 2020 la buena suerte de Clark acabó para siempre. La policía le arrestó en su apartamento de Tampa (Florida) y fue acusado como adulto, no como menor, de 30 delitos graves, entre los que se encuentran cargos por estafa organizada, uso de un ordenador sin autorización y uso fraudulento de información personal.

El joven llegó a un acuerdo con los fiscales y el pasado mes de marzo se declaró culpable de todos los cargos a cambio de una condena de tres años en prisión más otros tres años de libertad condicional. Sin embargo, puede que lo que más le duela es la prohibición de usar un ordenador sin la supervisión de la policía y la obligación de entregar las contraseñas de las cuentas que maneja.

Tras el proceso, el fiscal Andrew Warren declaró: “Nuestro objetivo con cualquier niño, siempre que sea posible, es que aprenda la lección sin destruir su futuro». Ese es el propósito de ‘El chicho que hackeó Twitter’, el documental que se verá en Odisea el 17 de mayo. Que los nativos digitales, esos que dominan la red mejor que muchos adultos, no minusvaloren la importancia de las acciones que se cometen en internet, por mucho que sucedan en un mundo virtual. El precio es demasiado alto.

Imagen | AMC Networks

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