¿Por qué la nueva ‘Disenchantment’ encaja en el universo de Matt Groening?

/ 5 junio, 2018

Matt Groening ‘malgastó’ su infancia delante de una pantalla y un folio. Así lo creían quienes le advertían que dibujar y ver la televisión eran una pérdida de tiempo. No entendían que Groening, en realidad, estaba investigando.

Todo lo que vio, todos los libros sobre ilustración por los que sintió fascinación incluso antes de aprender a leer, todos los personajes que ideó y dibujó, las historias que inventó, los artistas a los que admiró… Todas estas referencias lo llevaron irremediablemente a crear ‘Los Simpson’ primero y ‘Futurama’ después.

Basta con escucharle hablar en el documental ‘My wasted life’ para entender de qué manera sus obras reflejan su propia vida. Ahora, con el estreno de ‘Disenchantment’ (‘Desencanto’) en capilla (el 17 de agosto disponible en Orange TV, a través de Netflix), nos proponemos entender cómo encaja esta nueva pieza en ese puzle que es el ideario de Groening: sus obsesiones, sus temas recurrentes, su sentido del humor y su idea sobre qué necesita la televisión.

Porque es a través de la obra como se conoce al autor. Y viceversa: conociendo al autor, se entiende su obra.

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Matt Groening aprendió a amar los dibujos al gatear ya rodeado de libros de ilustración, cómics y otras influencias artísticas. Hijo de un historietista y dibujante que viajaba a Hawái a producir pelis de surf y escribía (el auténtico Homer), de él heredó la capacidad para romper el molde e ir a contracorriente.

Su familia ya destacaba en el barrio residencial (quizás ese paisaje familiar que recrearía Evergreen Terrace) de Portland (Oregon) por tener un padre con un trabajo tan poco convencional.

Matt Groening en Los Simpson

En Matt Groening, ese espíritu se transformó en inconformismo y rebeldía, alimentado por el contexto histórico: él era adolescente cuando se vivieron los convulsos años 70 en EE.UU., con el movimiento hippie como respuesta a Vietnam y la gran ola de revolución cultural, social y sexual que se desató entre los jóvenes. Y por una pasión: el dibujo. Así lo demuestran todos esos gags del sofá convertidos en galerías de arte en los que célebres ilustradores y artistas cuelgan sus obras.

Matt Groening asumió la responsabilidad de ir aún más allá que su padre, pero en la animación. Su idea era aprovechar un formato tan ‘irreal’ como ese para darle la vuelta al modelo familiar americano que la televisión había difundido hasta entonces. Es el que vio en todas esas sitcoms con las que creció y por las que sentía cierta decepción. Desde bien pequeño, ya podía detectar cuándo una idea no estaba bien ejecutada.

Entendía el medio, era un dibujante sarcástico e ingenioso, amaba rebelarse y tenía muy claro que a las historias de la televisión les faltaba chispa. Así empezó la obsesión, el que fuera su sueño, desde su más tierna infancia; de mayor, tendría su propia serie de dibujos. El objetivo, afirma en su documental, era «cerrar la brecha que dejaba la televisión entre ficción y realidad», dotando a su familia de ficción de una honestidad brutal; pasándola por el tamiz de la vida real, en la que las familias se quieren con la misma intensidad que se sacan de quicio los unos a los otros.

Con ‘Futurama’, el plan era el mismo: tratar la ciencia ficción como él pensaba que debía ser tratada después de haber pasado años consumiendo pelis, series y cómics. Absorbiendo la cultura popular que rodeaba al género. La idea era integrar elementos reconocibles por los fans pero cambiando los clichés. Por eso el papel de chica sexi se lo dio a una cíclope. Por el mismo motivo por el que hizo a ‘Los Simpson’ amarillos: huye de los convencionalismos. Le encanta desconcertar.

Por eso de aquellas historias de familias televisivas y felices, Groening siempre se quedaba con el personaje más sarcástico y rebelde. También de los ilustradores a los que admiraba, como Charles M. Schulz, creador de ‘Peanuts’.

En su interior, se estaba gestando un Bart Simpson que representaría su propia rebeldía de juventud. Quizás por eso le regaló el peinado que él mismo lucía con cinco años y su pasión por los cómics. Quizás Bart en aquel episodio en el que dibuja su propio cómic no era sino el recuerdo de muchos episodios como ese en la vida del propio Matt.

‘Los Simpson’ son una combinación de mi propia familia y la televisión con la que crecí

Matt Groening /

Se le olvida la parte de “cogí todo lo que sabía, lo tiré por tierra y cambié por completo los conceptos de familia y de dibujos animados”.

Hasta se atrevió a mezclar dos cosmogonías tan ajenas como Springfield y Nueva York en un capítulo especial en el que Homer, además, le pone letra a la sintonía de ‘Futurama’, haciendo una descripción muy precisa de la trama.

La revolución de Groening pasó por poner el peso tanto en las voces como en la animación, tirando para ello de grandes actores.

La idea, dice James L. Brooks, cocreador, es «que acabes olvidando que estás viendo una serie de dibujos». En ‘Futurama’, el recurso de las cabezas en frascos ayudó a Groening y a los guionistas a salvar la situación, teniendo una buena excusa narrativamente coherente para justificar los cameos de famosos actuales en una serie ambientada en el año 3000 en Nueva Nueva York.

Las vivencias personales de Matt Groening, unidas a su talento para el medio y combinadas con un don innato para la ilustración (con vicios incluidos, como el de esos característicos ojos redondos) y su ingenio, dio como resultado la que probablemente sea la serie que mejor refleja a la humanidad y la idea más divertida de lo que debería ser el futuro. Ahora, está dispuesto a hacer lo propio con los mundos de fantasía: darles un giro de 180 grados.

¿Cómo encaja ‘Disenchantment’ en su universo?

Primeras imágenes de Desencanto

Groening no solo ha tomado prestada su propia imagen para sus series; estas están impregnadas de su personalidad, de su propia vida. Incluso se llevó los nombres de sus hermanas, como descubrimos al hablar de otro de sus personajes, Marge Simpson. Las locas aventuras que narra a través de la familia más famosa de la televisión no son sino resultado de sus propias experiencias y anhelos como espectador sumadas a su habilidad para contar, en apenas unos trazos y dos bocadillos, verdades universales.

¿De qué no iba a ser capaz con una serie de animación para la FOX en sus manos, viendo el talento que demostró en sus primeros trabajos como dibujante de tiras cómicas?

Sus viñetas eran un reflejo de su propia vida. Los personajes de su primer cómic ‘Life in Hell’, distribuido con 50 periódicos de varios países, servían de desahogo para el dibujante, para entonces un recién llegado a Los Ángeles. Una ciudad que, por cierto, le provocaba desencanto.

Vivía en un apartamento diminuto y se pasaba las noches oyendo las sirenas de la polícía. Viviendo en el infierno. Los personajes de ‘Life in hell’, como su novia y él, lidiaban en cada historieta con sus propios demonios. Eran puro y duro Matt Groening: representaban su idiosincrasia. En la práctica, “dos conejos lidiando con el amor, el trabajo, el sexo, la muerte…”.

Aunque estas declaraciones son del documental grabado en el año 2000, casi coinciden a la perfección con las que hizo solo hace ahora casi un año, a propósito de la nueva ‘Disenchantment’: “Irá sobre la vida y la muerte, el amor y el sexo, y sobre cómo seguir riendo en un mundo lleno de sufrimiento y de idiotas, pese a lo que digan los mayores y los magos”.

Cambia conejos por un elfo, una princesa y un demonio. Quizás esa tierra ficticia de los sueños (Dreamland) no sea sino una forma muy sarcástica (en su línea, vaya) de referirse a Los Ángeles y en cómo vivió los inicios de su carrera.

Si así fuera, sería una maravillosa manera de cerrar el círculo. Y de seguir haciendo feliz al niño que una vez fue y que sigue siendo. Como Bart Simpson, vive en una infancia perenne: dibujando y amando la tele, como el niño que siempre quiso tener una serie de dibujos.

Fotos | Capturas YouTube, IMDb/(Des)encanto © 2018The ULULU Company DISENCHANTMENT TM & © The ULULU Company

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