La maldad nos atrae como espectadores. Hay pocas cosas que nos llamen más la atención que una buena lucha entre el bien y el mal. Pero para que la historia funcione hay un requisito fundamental: el villano debe tener su ‘miga’, ser un tipo complejo, con motivaciones que van más allá de ver arder el mundo y reírse malévolamente. Un buen ‘malo’ puede engrandecer cualquier serie de televisión y el ejemplo os lo vamos a dejar en estos cuatro personajes que consiguen que los odies y los ames a la vez. Y no tiene que ser precisamente por ese orden.
Gustavo Fring – Breaking Bad y Better Call Saul
Modales impecables. Rostro impasible. Comportamiento intachable. Así es Gustavo Fringe, uno de los mayores traficantes de droga que hemos visto en la pequeña pantalla – gracias a ‘Beraking Bad’ y el vecino que todos querríamos tener.
Fring, interpretado por Giancarlo Esposito, es un personaje que da miedo porque vive la vida como si fuera una partida de ajedrez, calculando cada movimiento y motivando todas y cada una de sus acciones a un bien superior, su propio negocio. Pero eso no lo saben el resto de personajes que comparten pantalla con él, no por lo menos al principio. El bueno de ‘Gus’ es un honrado empresario y trabajador de trato exquisito, que no duda en ponerse al frente de su negocio, ‘Los Pollos Hermanos’, cuando es necesario. Es un tipo normal.
El personaje de Esposito funciona tan bien como villano porque actúa como una criatura bipolar, capaz de lo mejor y ejecutor de lo peor. ¿Cómo una persona tan cándida y servicial con la comunidad puede esconder semejante delincuente? Como dirían en las noticias: “era un vecino normal, siempre saludaba”.
Jim Moriarty – Sherlock
No es muy difícil darse cuenta de que hay algo trastornado dentro de la mente de Jim Moriarty, el antagonista de Sherlock Holmes. Puede que sea su mirada demencial, o sus frases lanzadas como gritos agónicos; esa fachada esconde un genio criminal que goza con las maquinaciones, que disfruta planteando retos a su enemigos. Para Moriarty, su razón de ser es torturar de mil y un maneras a Sherlock Holmes. Ni más, ni menos.
El actor Andrew Scott consigue retratar con sus interpretaciones al perfecto villano de cómic, alguien con quien no se puede razonar, que se deja llevar por pasiones extremas y que, tras toda su maldad, esconde una fría inteligencia.
Es un auténtico placer odiar a Moriarty, asomarnos a la pantalla de la televisión y contemplar con la boca entreabierta qué tipo de locuras es capaz de hacer con tal de destruir – que no matar – a Sherlock Holmes.
Cersei Lannister – Juego de Tronos
Hay personajes cuya evolución dentro de sus series los convierte en ‘personas’. No son arquetipos estables, hombres o mujeres con un comportamiento que el espectador da por supuesto. Tienen la capacidad de sorprender, para bien o para mal.
El caso de Cersei Lannister es un retrato de la decadencia moral que puede vivir un personaje, desde que aparece en la primera temporada hasta que cierra su intervención en la última. Porque la dama de Lannister siempre ha sido una villana, de eso no nos quepa duda, pero el suyo ha sido un viaje de degradación en el que, poco a poco, ha ido perdiendo los escrúpulos que pudiera tener.
Además, Cersei Lannister forma un binomio muy efectivo con su hermano Jaime, quien a veces actúa como puerta de contención a toda la maldad que encierra su hermana. Es como el juego del poli bueno y el poli malo, pero en las tierras de Poniente solo existen diferentes intensidades de maldad.
Lo que nos fascina del personaje interpretado por Lena Headey es que siempre es capaz de más, que no le importa que el mundo se desmorone a su alrededor si ello supone permanecer en el poder. Siempre que Cersei Lannister aparece en pantalla nos asalta una duda: ¿Hasta dónde es capaz de llegar?
Lorne Malvo – Fargo
Hay villanos que son todo un misterio. No sabemos de dónde salen. No comprendemos sus motivaciones. Y, desde luego, no tenemos ni idea de lo que se les pasa por la cabeza para llevar a cabo todas sus maldades. Es el caso de Lorne Malvo, un siniestro sicario que disfruta viendo el mundo consumirse entre el fuego y la sangre.
Malvo nos aterra porque es una pura incógnita, porque es capaz de mantener la más fría de las calmas incluso en situaciones de extrema violencia –que él mismo provoca con gran placer y gozo. ¿Es humano? Desde luego. ¿Tiene humanidad? No, y puede que no la haya conocido en su vida.
El personaje al que da vida Billy Bob Thornton nos hace cogerle el gusto a la maldad por la maldad, como si todas sus acciones fueran travesuras de un chiquillo que solo quiere impresionarnos. ¿Qué placer se obtiene de que un jovencito sea despedido de su empleo? Ninguno, diría Malvo, más allá del gusto por conseguir que lo despidan.
Los requisitos del perfecto villano
Como hemos podido comprobar, existen muchos tipos de ‘malos’, pero la mayoría de ellos tienen en común algunas de estas características:
- Tiene un pasado complejo, algo que justifica su comportamiento actual. Muchos de los mejores villanos empezaron siendo ‘buenos tipos’.
- Comprendemos sus motivaciones, por qué hace lo que hace, aunque como en el caso de Lorne Malvo, tan solo busque el placer del caos.
- Consiguen generar emociones muy intensas en el espectador. Un buen antagonista no puede dejar indiferente a nadie.
- Está interpretado por un gran actor. Esto es fundamental porque solo un buen actor o actriz es capaz de plasmar todo el mosaico de emociones que genera el perfecto villano.