Vengadores (sin poderes) en Orange Tv que podrían salvarnos ante cualquier enemigo

/ 16 enero, 2018

Olvidémonos por un momento de los poderes. Nada de lanzar rayos por los ojos, nada de volar o ver a través de las paredes, ni siquiera a poder treparlas sin un buen equipo de escalada. Aparquemos por un momento a todos esos vengadores marvelitas. Para salvar a los tuyos no necesitas tener poderes, sólo magníficas capacidades de autodefensa y una resistencia al daño sin fecha límite.

Entre todos esos thrillers de crimen y artes marciales donde se destila de igual forma el cine de ninjas que la acción más frenética, hay un puñado de cintas que bien merecen un lugar privilegiado. No en vano se han erigido como franquicias por méritos propios. Un género que nunca pasa de moda y en el que sus héroes son capaces de matar o maniatar con cualquier cosa: el cable de una cafetera, una silla un poco vieja, el cargador del móvil, una rueda de recambio. Creatividad al poder.

No sin los míos

Cuando nadie daba un céntimo por un actor como Liam Neeson, un tal Luc Besson decide ponerlo a prueba y convertirlo en una especie de padre coraje absolutamente intocable. Efectivamente, el imperio de la Venganza se ha saldado con tres entregas solventes y una serie que haces aguas, con Liam sustituido por  Clive Standen —el Rollo de Vikings— pero idéntica capacidad para disparar a rodillas para cazar malos malísimos sin darles la paz deseable.

Dando algunos pasos atrás hasta su primera cinta, que data de 2008, el relato nos dice que Bryan Mills es un agente jubilado de la CIA y las Fuerzas Especiales, experto en combate cuerpo a cuerpo, que sólo quiere pasar algo más de tiempo con una hija adolescente que lo ignora completamente.

El matrimonio no salió bien, pero en algún momento necesitarán de sus servicios. Esta es una historia de familias que pueden romperse pero nunca separarse. De Francia hasta Albania y finalmente hasta Los Ángeles, Mills tendrá que hacer frente a toda forma de terrorismo, secuestro y villanía con la mejor herramienta de su oficio: su semiautomática.

La redada de terror

Ojalá patrullaran las calles hombres tan nobles y fieles a los suyos como el oficial especial Rama Ora, un joven que marcha al puesto de trabajo —un escuadrón de élite compuesto por 20 policías— dejando a su esposa embarazada y sin siquiera la certeza de que verá la luz del sol un día más.

Porque su trabajo consiste en montar una redada en un bloque de apartamentos en la Yakarta más marginal, dominada por señores del crimen, un edificio que es una especie de Babel de muros inquebrantables, donde cada piso es un nivel más complejo —nótese la influencia de videojuegos brawler— y donde cada planta cuenta con más yonkis y delincuentes que la anterior. Salir vivo de ahí es prácticamente un imposible.

Un tal Gareth Evans, jovencísimo director de cine galés, decidió irse a vivir a Indonesia para rodar esas películas de acción que tanto le gustaban de crío. El resultado han sido dos —y una tercera en camino— cintas de impecable factura técnica, ritmo trepidante y una capacidad onírica de retratar la violencia más sucia frente al estilo impoluto (silat) del personaje protagonista. Un amigo ideal para encontrarse en cualquier situación de riesgo.

El inmortal Jason Bourne

Otro personaje de acción nacido de las huellas del papel. La primera novela, The Bourne Identity, fue publicada en 1980 y adaptada para televisión en 1988, siguiendo la senda de tantas otras piezas como los Rainbow Six de Tom Clancy.

Desde entonces hemos podido leer 15 libros, ver 5 películas, jugar un videojuego y un montón de villanos, desde terroristas nucleares hasta secuestradores de todas las nacionalidades, han caído bajo las sigilosas manos del agente especialista. En nuestra retina ha quedado grabado gracias a las actuaciones Matt Damon bajo la dirección del norteamericano Doug Liman. Pero la historia no parece haber llegado a ninguna conclusión. Tendremos más Bourne en el futuro, claro.

Jason Bourne, como muchos otros, es un alias. Uno creado por el capitán de la Marina David Webb. Según su historia canónica, Webb tenía una esposa y dos hijos en Tailandia pero fueron asesinados durante la Guerra de Vietnam por un avión de combate. Esto calentó los ánimos de nuestro antihéroe… Y así ha sido hasta hoy.

John Wick y el precio de la redención

Pongamos en una balanza a un tipo que acaba de perder a Helen, su amada esposa, por una enfermedad terminal. A cambio ella le entrega un regalo de despedida, Daisy, un precioso cachorro beagle, para que le ayude a superarlo sin olvidar el amor que siempre profesó por él. Pero unos antiguos compañeros de oficio, unos gánsteres rusos, matan al perro, le roban el coche, lo dejan inconsciente y destrozan su hogar.

Ahora pongamos al otro lado de la balanza un agujero negro, un espacio vacío. ¿Qué puede hacer este tipo? Exacto, vengarse. Vengarse hasta erradicar a todos y cada uno de esos miserables. Esta es la raíz del éxito que ha llevado a un pequeño producto de serie B a conformar una de las trilogías de acción más importantes de este siglo.

Nada de colchones narrativos, sólo la vértebra, el músculo duro de un tipo que hace gun fu y que no necesita más adendas justificatorias. Keanu Reeves ya había entrado en el olimpo del género una década atrás, pero con estas cintas neo-noir dirigidas por Chad Stahelski y David Leitch han replanteado las convenciones. Y el resultado siempre va a ser el mismo: John Wick sólo quiere que lo dejen en paz. Aunque el precio a pagar sea demasiado caro.

La rubia Atómica

Pero como el éxito de John Wick no fue suficiente, el director David Leitch, conocido también por sus trabajos como actor de doblaje para Brad Pitt, el propio Matt Damon o Jean-Claude Van Damme, se embarcó en crear una versión femenina del citado: Atomic Blonde, protagonizada por Charlize Theron, coquetea con los espías dobles y los agentes sin dueño para entregar una de las cintas de acción más interesantes de los últimos años.

Sí, tal vez prefieras confiar en Wonder Woman, en su fe pura y esa heroicidad casta, en ese sentido de la justicia casi infantil, pero si prefieres dar un paso adelante, Atómica no teme mancharse las manos. Esta es la forma final de esa tradición y minimalismo absoluto, metareferencial, lleno de recovecos donde encontrar guiños fílmicos mientras Theron parte cráneos de enemigos usando todo el mobiliario disponible. Un placer de ver, nunca de recibir.

Subir