‘Stranger Things’ fue una de las sorpresas más agradables que la plataforma Netflix – a la que puedes acceder a través de Orange TV– nos deparó el año pasado. A los hermanos Duffer, creadores de la serie, tan solo les hicieron falta ocho capítulos para convertir su experimento en una obra de culto, en toda una oda a la década de los ochenta que sentó más que bien entre el gran público. Así que tras la gran acogida de la primera temporada, ‘Stranger Things’ no lo tenía fácil para cumplir las expectativas en su segunda entrega, sobre todo porque ya no contaba con el elemento sorpresa, un factor que fue determinante para que nos enamoráramos de la historia, los personajes y su contexto. Afortunadamente, esta segunda temporada llega con seis motivos para volver a hacernos sentir esas cosquillas en el estómago, señal de que estamos – otra vez – ante algo genial. ¿Te vienes con nosotros en un viaje sin spoilers al mundo del revés?
El pueblo de Hawkins, más oscuro que nunca
Si la primera temporada nos dio más de un susto, esta segunda comienza fuerte y mantiene el pulso hasta el final, presentándonos una historia más oscura y sobre todo, un entorno en el que acechan más peligros. Ahora el pequeño pueblo de Hawkins – y otras localizaciones a las que acudiremos de la mano de los protagonistas- es un lugar en el que ya no nos sentimos tan seguros como en la primera temporada.
Sabemos que el laboratorio es el epicentro de todo el mal que amenaza a los habitantes de Hawkins, pero también nos ha quedado claro que ya no quedan lugares seguros para nuestros queridos protagonistas. Esa tensión contante que vivimos en la segunda temporada suple con creces la falta de sorpresa que vivimos en la primera.
Los nuevos personajes, ¡o los amas o los odias!
No vamos a relatar en profundidad quiénes son los nuevos personajes ni qué papel van a jugar en el desarrollo de la trama, pero sí os ofrecemos pequeñas pinceladas para que os hagáis a la idea de que os vais a enamorar de ellos… bueno, de la mayoría al menos. Ah, y nosotros encantados de volver a ver a Eleven….
Por un lado nos encontramos con el típico rebelde sin causa, de pelo salvaje, cigarrillo perpetuo en la comisura de la boca y un desdén absoluto por el mundo que le rodea. No, no hablamos de Steve Harrington, sino de su antagonista, un tipo al que te encantará odiar.
Unos sentimientos muy diferentes son los que produce MadMax, un personaje del que no queremos desvelar nada para no arruinar la sorpresa, pero que jugará un papel fundamental en el devenir de los acontecimientos, incluso cuando no lo pretenda.
Y nuestra querida Joyce Byers será la encargada de presentarnos a otro personaje que promete ganarse nuestro corazón a pulso, de verdad, aunque durante los primeros compases de la temporada te parezca imposible. Ahí lo dejamos.
Las relaciones interpersonales, de sorpresa en sorpresa
Esta segunda temporada nos deja muchos momentos para el recuerdo, instantes dignos de ser fotografiados y enmarcados en nuestro salón de estar. Muchos de ellos tienen que ver con las nuevas relaciones que se van a ir desarrollando a lo largo de los nueve episodios. Estate preparado porque te vas a llevar más de una sorpresa.
El sucesor del demogorgon
La primera temporada nos puso frente a un monstruo de pesadilla, la clase de criatura a la que quieres ver arder cuanto antes. Era el demogorgon, bautizado así por su semejanza con una criatura de ficción del juego de rol ‘Dungeons and Dragons’, al que Will y sus amigos jugaban constantemente. El demogorgon, que demostró ser un rival sanguinario, va a quedar como una agradable mascota en comparación con lo que se le viene encima al pueblo de Hawkins y sus habitantes. Hasta ahí podemos leer.
Los guiños a algunas de las mejores películas de los 80
Uno de los elementos más potentes de ‘Stranger Things’ es su contexto temporal; basada en la década de los 80 – esta segunda temporada se desarrolla en el otoño de 1984-, la serie se inspira y ofrece numerosísimos guiños a clásicos inmortales del cine de terror, ciencia-ficción y aventuras.
Uno de los ejemplos más evidentes lo encontramos en ‘Los Cazafantasmas’ (1984), una película que tiene mucho de humor y poco de terror y cuya iconografía rápidamente adaptaron los adolescentes de la época. No es ningún secreto que Will y sus amigos deciden vestirse de Cazafantasmas durante la noche de Halloween, pero las referencias a esta película no terminan ahí…
Otra referencia directa al cine de los 80 lo encontramos en ‘Mad Max’ (1979), título de la película de acción post-apocalíptica protagonizada por Mel Gibson y nombre de un misterioso nuevo personaje, al que conoceremos en el primer capítulo.
Star Wars, Gremlins, El Exorcita, Terminator, Indiana Jones, Alien… cada una de estas películas aparece, de una manera u otra, como un elemento más que da ‘sabor’ al año 1984 en el nos encontramos – y que no vamos a citar para no romper la magia de encontrar estas miguitas durante el visionado-.
Y la banda sonora, ¡vaya banda sonora!
Una de las facetas más comentadas de la primera temporada fue la banda sonora, que entre composiciones originales y canciones clásicas consiguieron crear una atmósfera única, tan épica como la década en la que estaba inspirada.
Así que para esta segunda temporada tenemos más rock del bueno porque vuelve ‘The Clash’ y no solo con su ‘Should I Stay or Should I Go’, también con títulos como ‘This Is Radio Clash’. No será el único grupo que le de fuerza rockera a la serie, también tendremos temas de Metallica y Ratt, sobre todo para darle más emoción si cabe a los momentos más intensos de la serie.
Además, en esta segunda temporada tendremos un buen puñado de temas de corte más romántico, con clásicos de Barbara Streisand como ‘The way we were’ o el mágico ‘Africa’, de Toto. Pero hay muchas más canciones esperando a que las descubras.
En definitiva, esta segunda temporada de ‘Stranger Things’ nos deja con muy, muy buen sabor de boca. Aviso: una vez que empieces a verla te costará parar…